Para qué sirve la filosofía

La filosofía sirve para que las personas se puedan hacer infinidad de preguntas acerca de la realidad, la existencia y su sentido de ser.

Para lograr una respuesta se vale del pensamiento filosófico, que es aquel que conlleva a una serie de análisis, reflexiones, pensamientos críticos y valerse de diversos argumentos. De esta manera, se acerca al ser humano al conocimiento, a su búsqueda de la verdad, y se aleja de la ignorancia.

https://www.significados.com/filosofia/

La Ayuso en su salsa

Niegan la baja laboral a trabajadores de residencias de Madrid con sarna pese al riesgo de que contagien a los mayores
CCOO denuncia a la Inspección de Trabajo los casos de plantillas de varias residencias ante un brote de esta infección en la piel por el riesgo para los ancianos y los propios profesionales.​

MOMENTOS FELICES
(De «De claro en claro», 1956)
Cuando llueve, y reviso mis papeles, y acabo
tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,
y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?
Cuando salgo a la calle silbando alegremente
–el pitillo en los labios, el alma disponible–
y les hablo a los niños o me voy con las nubes,
mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos
desnudos y morenos, sus ojos asombrados,
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,
salpican de alegría que así tiembla reciente,
¿no es la felicidad lo que siente?
Cuando llega un amigo, la casa está vacía,
pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,
aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,
y yo asisto al milagro –sé que todo es fiado–,
y no quiero pensar si podremos pagarlo;
y cuando sin medida bebemos y charlamos,
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,
y lo somos quizá burlando así a la muerte,
¿no es felicidad lo que trasciende?
Cuando me he despertado, permanezco tendido
con el balcón abierto. Y amanece: las aves
trinan su algarabía pagana lindamente:
y debo levantarme, pero no me levanto;
y veo, boca arriba, reflejada en el techo
la ondulación del mar y el iris de su nácar,
y sigo allí tendido, y nada importa nada,
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?
¿No es felicidad lo que amanece?
Cuando voy al mercado, miro los abridores
y, apretando los dientes, las redondas cerezas,
los higos rezumantes, las ciruelas caídas

GUERRRA !!!

¿Oís?, es el cañón. Mi pecho hirviendo 1
el cántico de guerra entonará, 2
y al eco ronco del cañón venciendo, 3
la lira del poeta sonará. 4

El pueblo ved que la orgullosa frente 5
levanta ya del polvo en que yacía, 6
arrogante en valor, omnipotente, 7
terror de la insolente tiranía. 8
Rumor de voces siento, 9
y al aire miro deslumbrar espadas, 10
y desplegar banderas; 11
y retumban al son las escarpadas 12
rocas del Pirineo; 13
y retiemblan los muros 14
de la opulenta Cádiz, y el deseo 15
crece en los pechos de vencer lidiando; 16
brilla en los rostros* el marcial contento, 17
y dondequiera generoso acento 18
se alza de PATRIA y LIBERTAD tronando. 19

Al grito de la patria 20
volemos, compañeros, 21
blandamos los aceros 22
que intrépida nos da. 23
A par en nuestros brazos 24
ufanos la ensalcemos 25
y al mundo proclamemos: 26
«España es libre ya». 27
¡Mirad, mirad en sangre, 28
y lágrimas teñidos 29
reír los forajidos, 30
gozar en su dolor! 31
¡Oh!, fin tan sólo ponga 32
su muerte a la contienda, 33
y cada golpe encienda 34
aún más nuestro rencor. 35
¡Oh siempre dulce patria 36
al alma generosa! 37
¡Oh siempre portentosa 38
magia de libertad! 39
Tus ínclitos pendones 40
que el español tremola, 41
un rayo tornasola 42
del iris de la paz. 43
En medio del estruendo 44
del bronce pavoroso, 45
tu grito prodigioso 46
se escucha resonar. 47
Tu grito que las almas 48
inunda de alegría, 49
tu nombre que a esa impía 50
caterva hace temblar. 51
¿Quién hay ¡oh compañeros!, 52
que al bélico redoble 53
no sienta el pecho noble 54
con júbilo latir? 55
Mirad centelleantes 56
cual nuncios ya de gloria, 57
reflejos de victoria 58
las armas despedir. 59

¡Al arma!, ¡al arma!, ¡mueran los carlistas! 60
Y al mar se lancen con bramido horrendo 61
de la infiel sangre caudalosos ríos, 62
y atónito contemple el océano 63
sus olas combatidas 64
con la traidora sangre enrojecidas. 65

Truene el cañón: el cántico de guerra, 66
pueblos ya libres, con placer alzad: 67
ved, ya desciende a la oprimida tierra, 68
los hierros a romper, la libertad. 69

EL GUADARRAMA

Muralla del Guadarrama,
cielo azul, resplandeciente,
aire de tarde, relente,
viento que silba y que brama,
olor de jara y retama,
de tomillo y de romero;
montes de color de acero,
ceñuda tranquilidad,
reposo, serenidad,
lento anochecer severo.

Después de pasar una pandemia que afecto a toda la economía paralizando totalmente el turismo y otros muchos sectores, este gobierno no olvido a la gente y legislo para ayudar a todos. A pesar de que los ingresos del estado cayeron con una gran bajada, no hubo más remedio que endeudarse, antes son la gente y así lo interpretó este gobierno, no olvidando ni a los parados, ni a los autónomos y pequeñas empresas. Fueron decisiones muy acertadas y Europa ha alabado las políticas que se han hecho en España y siguen apostando por las mismas políticas que se han hecho aquí sobre el sector energético. Por mucho que diga el Gallego lo contrario, incluso hablando mal de España ………………………………………….!!! !!! que vergüenza !!! !!!

¿Había intención política?

Después de pasar una pandemia que afecto a toda la economía paralizando totalmente el turismo y otros muchos sectores, este gobierno no olvido a la gente y legislo para ayudar a todos. A pesar de que los ingresos del estado cayeron con una gran bajada, no hubo más remedio que endeudarse, antes son la gente y así lo interpretó este gobierno, no olvidando ni a los parados, ni a los autónomos y pequeñas empresas. Fueron decisiones muy acertadas y Europa ha alabado las políticas que se han hecho en España y siguen apostando por las mismas políticas que se han hecho aquí sobre el sector energético. Por mucho que diga el Gallego lo contrario, incluso hablando mal de España ………………………………………….!!! !!! que vergüenza !!! !!!

Política Internacional

El ejército ucraniano se equipa con gafas de visión nocturna y cámaras térmicas, una ventaja tecnológica sobre el enemigo ruso que es clave para combatir en invierno, cuando la noche dura 15 horas diarias. El ejército ruso apenas tiene capacidad para operar sin luz de día, lo que reduce de manera muy significativa su capacidad para recuperar terreno y defender las conquistas realizadas. Este vídeo muestra la situación actual del conflicto.

La importancia de la ética

La ética es permanente, universal y objetiva, y nos persigue en nuestra vida cotidiana; es aquella que nos garantiza que actuemos correctamente, que podamos conocer y escoger nuestros valores, y que tengamos la libertad de adquirir criterio y juicio propio, mediante el uso de la razón

La importancia de la ética

La ética es permanente, universal y objetiva, y nos persigue en nuestra vida cotidiana; es aquella que nos garantiza que actuemos correctamente, que podamos conocer y escoger nuestros valores, y que tengamos la libertad de adquirir criterio y juicio propio, mediante el uso de la razón

En la Ética….

El respeto al otro es un principio fundamental de la ética. No está subordinado a ningún contexto cultural sino que se debe practicar ante todo tipo de persona sin discriminación de origen, raza, sexo, orientación o religión. La ética, por lo tanto, no discrimina de acuerdo al universo de usos y costumbres.

El estudio de la ética se remonta a los orígenes mismos de la filosofía en la Antigua Grecia, y su desarrollo histórico ha sido amplio y variado. A lo largo de la historia ha habido diversas maneras de entender la ética y distintas propuestas morales orientadoras de la vida humana.


¿Dónde se remonta el origen de la ética?

Esta expresión se usa frecuentemente para describir el modo en que una persona o grupo de personas percibe el modo de existir. Por ejemplo: “Mi filosofía de vida está en hacer el bien sin mirar a quien”. También se usa de manera ligera como equivalente “estilo de vida”.

A lo largo de la historia se ha intentado conseguir una definición exacta de lo que la filosofía representa, siendo muy comunes explicaciones totalmente abstractas y alejadas de la vida cotidiana. Las mismas plantean que la filosofía es una ciencia inasible y difusa, donde quienes se dedican a ella son personas que viven en un estado alejado de la realidad y de las experiencias sensoriales.

Lo que la filosofía nos ofrece

Sin embargo, bien mirada, la filosofía podría ser una de las mejores herramientas de las que disponemos para desarrollar una vida feliz. Esto se debe a que nos ofrece un espacio de reflexión sobre la propia existencia para ser capaces de mejorar aquellas cosas que no nos gustan o que atentan contra nuestro bienestar.

A lo largo de la historia se ha intentado conseguir una definición exacta de lo que la filosofía representa, siendo muy comunes explicaciones totalmente abstractas y alejadas de la vida cotidiana. Las mismas plantean que la filosofía es una ciencia inasible y difusa, donde quienes se dedican a ella son personas que viven en un estado alejado de la realidad y de las experiencias sensoriales.

Lo que la filosofía nos ofrece

Sin embargo, bien mirada, la filosofía podría ser una de las mejores herramientas de las que disponemos para desarrollar una vida feliz. Esto se debe a que nos ofrece un espacio de reflexión sobre la propia existencia para ser capaces de mejorar aquellas cosas que no nos gustan o que atentan contra nuestro bienestar.

La importancia que tiene la filosofía en la historia de la humanidad es altísima. Gracias a ella se han resuelto muchas dudas respecto al origen de nuestra especie y también se ha podido organizar la forma en la que nos relacionamos con el mundo.

Es necesario aclarar que la filosofía no se basa en dar respuestas sino en aprender a formular adecuadamente las preguntas. Los temas en los que se centra están estrechamente relacionados con el comportamiento humano y también con el lugar que ocupamos en el desarrollo de la historia del Universo.

Las personas que se dedican a la filosofía se llaman filósofos y filósofas. Algunos de los nombres que se encuentran vinculados con el saber filosófico son Aristóteles, Hiparquia de Maronea, Sócrates, Nietzsche, Pierre Hadot, Mary Wollstonecraft y Baruch Spinoza, entre muchos otros.

FELÍZ DÍA DEL AMIGO!!!!!!!!!

A mis amigos les adeudo la ternura
y las palabras de aliento y el abrazo;
el compartir con todos ellos la factura,
que nos presenta la vida, paso a paso.

A mis amigos les adeudo la paciencia
de tolerarme las espinas más agudas;
los arrebatos de humor, la negligencia,
las vanidades, los temores y las dudas.


A mis amigos les adeudo algún enfado
que perturbara, sin querer, nuestra armonía;
sabemos todos que no puede ser pecado
el discutir, alguna vez, por tonterías.

A mis amigos legaré cuando me muera
mi devoción en un acorde de guitarra
y entre los versos olvidados de un poema,
mi pobre alma incorregible de cigarra.

Amigo mío si esta copla como el viento,
donde quieras escucharla te reclama,
serás plural, porque lo exige el sentimiento
cuando se lleva a los amigos en el alma..

ALBERTO CORTEZ

FELÍZ DÍA DEL AMIGO!!!!!!!!!

A mis amigos les adeudo la ternura
y las palabras de aliento y el abrazo;
el compartir con todos ellos la factura,
que nos presenta la vida, paso a paso.

A mis amigos les adeudo la paciencia
de tolerarme las espinas más agudas;
los arrebatos de humor, la negligencia,
las vanidades, los temores y las dudas.


A mis amigos les adeudo algún enfado
que perturbara, sin querer, nuestra armonía;
sabemos todos que no puede ser pecado
el discutir, alguna vez, por tonterías.

A mis amigos legaré cuando me muera
mi devoción en un acorde de guitarra
y entre los versos olvidados de un poema,
mi pobre alma incorregible de cigarra.

Amigo mío si esta copla como el viento,
donde quieras escucharla te reclama,
serás plural, porque lo exige el sentimiento
cuando se lleva a los amigos en el alma..

ALBERTO CORTEZ

El Poder Judicial se enfrenta a los partidos del Gobierno por su reforma

REACCIÓN A LA PROPUESTA DE PSOE Y UNIDAS PODEMOS

El CGPJ reclama al Congreso que se le pida informe sobre el texto legal

https://www.lavanguardia.com/politica/20201218/6131070/poder-judicial-enfrenta-partidos-gobierno-reforma.html

…. Sabíamos que tributabas en España, lo que no sabíamos era que eligiera Euskadi para ahorrarse impuestos. Lo hemos resaltado varias veces, admirando su patriotismo y su altura, ahora ya no es tan alto, lo lógico era haber cotizado en sus tierra. Rafa, no, no esta bien, ya sabemos que no es ilegal, pero dista mucho de ser ético.

NUEVOS DATOS

Sanidad registra 16.233 nuevos casos de Covid-19, 6.915 en las últimas 24 horas

Además, se ha notificado este jueves 252 muertes, 1.313 en la última semana.

https://www.elplural.com/sociedad/sanidad-registra-16233-casos-covid-19-6915-24_253539102

SE APRUEBA LA NUEVA LEY DE EDUCACIÓN

Es difícil consensuar una ley de educación con la derecha, porque ellos no quieren la educación pública, es muy fácil de entender porque sus objeyivos siempre es hacer negocio con la educación.

Se olvidan que los países más avanzados en tener los mejores planes son los países nórdicos que dedican grandes porcentajes del PIB a la educación, y la mayoría de los colegios son públicos, aunque también hay privados, para quien deseen educación privada.

 

https://www.elplural.com/politica/espana/congreso-aprueba-ley-celaa_253521102

La ley de Memoria Democrática auditará los bienes expoliados por el franquismo

Esquela en el 45 aniversario de la muerte de Franco

https://www.elplural.com/politica/espana/ley-memoria-democratica-auditara-bienes-expoliados-franquismo_253389102

BAILES DE SALON

Dentro de los bailes de salón hay una modalidad llamada Baile Deportivo. El Baile Deportivo se divide en dos modalidades: Bailes Standard (Incluye 5 bailes): Vals Vienés, Vals Inglés, Tango, Slow Fox y Quickstep. Bailes Latinos (Incluye 5 bailes): Samba, Rumba-Bolero, Cha-Cha-Cha, Jive y Pasodoble.

POESIAS

FELÍZ DÍA DEL AMIGO!!!!!!!!!

A mis amigos les adeudo la ternura
y las palabras de aliento y el abrazo;
el compartir con todos ellos la factura,
que nos presenta la vida, paso a paso.

A mis amigos les adeudo la paciencia
de tolerarme las espinas más agudas;
los arrebatos de humor, la negligencia,
las vanidades, los temores y las dudas.


A mis amigos les adeudo algún enfado
que perturbara, sin querer, nuestra armonía;
sabemos todos que no puede ser pecado
el discutir, alguna vez, por tonterías.

A mis amigos legaré cuando me muera
mi devoción en un acorde de guitarra
y entre los versos olvidados de un poema,
mi pobre alma incorregible de cigarra.

Amigo mío si esta copla como el viento,
donde quieras escucharla te reclama,
serás plural, porque lo exige el sentimiento
cuando se lleva a los amigos en el alma..

ALBERTO CORTEZ

MOMENTOS FELICES

(De «De claro en claro», 1956)

Cuando llueve, y reviso mis papeles, y acabo
tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,

y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?

Cuando salgo a la calle silbando alegremente
–el pitillo en los labios, el alma disponible–
y les hablo a los niños o me voy con las nubes,
mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos
desnudos y morenos, sus ojos asombrados,
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,
salpican de alegría que así tiembla reciente,
¿no es la felicidad lo que siente?

Cuando llega un amigo, la casa está vacía,
pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,
aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,
y yo asisto al milagro –sé que todo es fiado–,
y no quiero pensar si podremos pagarlo;
y cuando sin medida bebemos y charlamos,
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,
y lo somos quizá burlando así a la muerte,
¿no es felicidad lo que trasciende?

Cuando me he despertado, permanezco tendido
con el balcón abierto. Y amanece: las aves
trinan su algarabía pagana lindamente:
y debo levantarme, pero no me levanto;
y veo, boca arriba, reflejada en el techo
la ondulación del mar y el iris de su nácar,
y sigo allí tendido, y nada importa nada,
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?
¿No es felicidad lo que amanece?

Cuando voy al mercado, miro los abridores
y, apretando los dientes, las redondas cerezas,
los higos rezumantes, las ciruelas caídas
del árbol de la vida, con pecado sin duda
pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,
regateo, consigo por fin una rebaja,
mas terminado el juego, pago el doble y es poco,
y abre la vendedora sus ojos asombrados,
¿no es la felicidad lo que allí brota?

Cuando puedo decir: el día ha terminado.
Y con el día digo su trajín, su comercio,
la busca del dinero, la lucha de los muertos.
Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,
me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,
y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi,
y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,
sencillamente limpio y, pese a todo, indemne,
¿no es la felicidad lo que me envuelve?

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,
me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:
«Estaba justamente pensando en ir a verte.»
Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,
pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,
sino de cómo van las cosas en Jordania,
de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,
y al marcharme me siento consolado y tranquilo,
¿no es la felicidad lo que me vence?

Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;
pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarse en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?
Vencido y traicionado, ver casi con cinismo
que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,
¿no es la felicidad que no se vende?

 LOS HUERFANITOS

Murió una madre, dejando tristes 
Dos huerfanitos, hijos del alma,
Que en sus plegarias, todas las noches
¡Madre querida! ¡Madre! Exclamaban

Tú te llevaste nuestra alegría,
nuestro embeleso, nuestra esperanza
¿ Qué hay en la tierra para nosotros
Sin tus sonrisas y tus miradas ?

Todo está oscuro, todo en silencio, 
Madre querida, madre adorada
Tú te llevaste nuestras venturas,
Para dejarnos luto y desgracias

Si de los cielos donde resides,
Ves a tus hijos con penas tantas,
¡Ay madre!… envía pronto un consuelo
Con que se enjuguen ya nuestras lágrimas

Así decían, tristes, los niños 
Que antes nadaron en la abundancia
Y hoy, harapientos, con hambre y frio
Sobre un escaño se acoquinaban

Y a los silbidos que daba el viento
Y los golpazos de las ventanas
Llenos de miedo, tristes, medrosos
-¡Madre querida! ¡Madre! Exclamaban.

Ya fatigado, dijo el pequeño
¿Cómo podemos ir a buscarla,
Cuando ignoramos hasta el sepulcro
Tan hondo y frio do está enterrada?

¿Quieres que a casa ya nos volvamos? 
¿Ves del camino cuanto nos falta?
Pero a buscarla más decidido
Dijo el primero con arrogancia

Sobre mis hombros muy satisfecho
Te llevaría si es que te cansas
Pero la tumba de nuestra madre
¿Cómo sus hijos no han de encontrarla?

Por fin llegaron y de rodillas
Sobre una losa, ríos de lágrimas
Tristes vertían, cuando observaron 
Que una tormenta se preparaba,

Cubrieron tristes con sus ropitas
aquella losa, por que las aguas
no penetraran hasta su madre
y se volvieron llorando a casa.

A Federico García Lorca

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
… Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.

EL BRINDIS DEL BOHEMIO

En torno de una mesa de cantina,

una noche de invierno,

regocijadamente departían

seis alegres bohemios.

Los ecos de sus risas escapaban

y de aquel barrio quieto

iban a interrumpir el imponente

y profundo silencio.

El humo de olorosos cigarrillos

en espirales se elevaba al cielo,

simbolizando al resolverse en nada,

la vida de los sueños.

Pero en todos los labios había risas,

inspiración en todos los cerebros,

y, repartidas en la mesa, copas

pletóricas de ron, whisky o ajenjo.

Era curioso ver aquel conjunto,

aquel grupo bohemio,

del que brotaba la palabra chusca,

la que vierte veneno,

lo mismo que, melosa y delicada,

la música de un verso.

A cada nueva libación, las penas

hallábanse más lejos del grupo,

y nueva inspiración llegaba

a todos los cerebros,

con el idilio roto que venía

en alas del recuerdo.

Olvidaba decir que aquella noche,

aquel grupo bohemio

celebraba entre risas, libaciones,

chascarrillos y versos,

la agonía de un año que amarguras

dejó en todos los pechos,

y la llegada, consecuencia lógica,

del �Feliz Año Nuevo�…

Una voz varonil dijo de pronto:

�Las doce, compañeros;

Digamos el �requiéscat� por el año

que ha pasado a formar entre los muertos.

¡Brindemos por el año que comienza!

Porque nos traiga ensueños;

porque no sea su equipaje un cúmulo

de amargos desconsuelos…

�Brindo, dijo otra voz, por la esperanza

que a la vida nos lanza,

de vencer los rigores del destino,

por la esperanza, nuestra dulce amiga,

que las penas mitiga

y convierte en vergel nuestro camino.

Brindo porque ya hubiese a mi existencia

puesto fin con violencia

esgrimiendo en mi frente mi venganza;

si en mi cielo de tul limpio y divino

no alumbrara mi sino

una pálida estrella: Mi esperanza.

�¡Bravo! Dijeron todos, inspirado

esta noche has estado

y hablaste bueno, breve y sustancioso.

El turno es de Raúl; alce su copa

Y brinde por… Europa,

Ya que su extranjerismo es delicioso…

�Bebo y brindo, clamó el interpelado;

brindo por mi pasado,

que fue de luz, de amor y de alegría,

y en el que hubo mujeres seductoras

y frentes soñadoras

que se juntaron con la frente mía…

Brindo por el ayer que en la amargura

que hoy cubre de negrura

mi corazón, esparce sus consuelos

trayendo hasta mi mente las dulzuras

de goces, de ternuras,

de dichas, de deliquios, de desvelos.

�Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente

brote un torrente

de inspiración divina y seductora,

porque vibre en las cuerdas de mi lira

el verso que suspira,

que sonríe, que canta y que enamora.

Brindo porque mis versos cual saetas

Lleguen hasta las grietas

Formadas de metal y de granito

Del corazón de la mujer ingrata

Que a desdenes me mata…

¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!

Porque a su corazón llegue mi canto,

porque enjuguen mi llanto

sus manos que me causan embelesos;

porque con creces mi pasión me pague…

¡vamos!, porque me embriague

con el divino néctar de sus besos.

Siguió la tempestad de frases vanas,

de aquellas tan humanas

que hallan en todas partes acomodo,

y en cada frase de entusiasmo ardiente,

hubo ovación creciente,

y libaciones y reír y todo.

Se brindó por la Patria, por las flores,

por los castos amores

que hacen un valladar de una ventana,

y por esas pasiones voluptuosas

que el fango del placer llena de rosas

y hacen de la mujer la cortesana.

Sólo faltaba un brindis, el de Arturo.

El del bohemio puro,

De noble corazón y gran cabeza;

Aquél que sin ambages declaraba

Que solo ambicionaba

Robarle inspiración a la tristeza.

Por todos estrechado, alzó la copa

Frente a la alegre tropa

Desbordante de risas y de contento;

Los inundó en la luz de una mirada,

Sacudió su melena alborotada

Y dijo así, con inspirado acento:

�Brindo por la mujer, mas no por ésa

en la que halláis consuelo en la tristeza,

rescoldo del placer ¡desventurados!;

no por esa que os brinda sus hechizos

cuando besáis sus rizos

artificiosamente perfumados.

Yo no brindo por ella, compañeros,

siento por esta vez no complaceros.

Brindo por la mujer, pero por una,

por la que me brindó sus embelesos

y me envolvió en sus besos:

por la mujer que me arrulló en la cuna.

Por la mujer que me enseño de niño

lo que vale el cariño

exquisito, profundo y verdadero;

por la mujer que me arrulló en sus brazos

y que me dio en pedazos,

uno por uno, el corazón entero.

¡Por mi Madre! Bohemios, por la anciana

que piensa en el mañana

como en algo muy dulce y muy deseado,

porque sueña tal vez, que mi destino

me señala el camino

por el que volveré pronto a su lado.

Por la anciana adorada y bendecida,

por la que con su sangre me dio vida,

y ternura y cariño;

por la que fue la luz del alma mía,

y lloró de alegría,

sintiendo mi cabeza en su corpiño.

Por esa brindo yo, dejad que llore,

que en lágrimas desflore

esta pena letal que me asesina;

dejad que brinde por mi madre ausente,

por la que llora y siente

que mi ausencia es un fuego que calcina.

Por la anciana infeliz que sufre y llora

y que del cielo implora

que vuelva yo muy pronto a estar con ella;

por mi Madre, bohemios, que es dulzura

vertida en mi amargura

y en esta noche de mi vida, estrella…

El bohemio calló; ningún acento

profanó el sentimiento

nacido del dolor y la ternura,

y pareció que sobre aquel ambiente

flotaba inmensamente

un poema de amor y de amargura.

Quién

¿Quién me dio este país y este momento
transitorio de un siglo a la deriva?
¿Quién me puso en la frente pensativa
esta alegría y este sufrimiento?

¿Quién dejó entre mis labios este acento
de dolor? ¿Quién me tiene en alma viva?
¿Quién decretó a la dicha fugitiva?
¿Quién al dolor -¿por qué?- lo hizo tan lento?

El alma hacia los cielos se dirige,
velocísimamente enamorada,
descarnada del cuerpo que la rige.

Pero el amor, de pronto, da la vuelta,
y el alma da en el pecho alicortada.
yo no sé quién me tiene y quién me suelta.

DAMASO ALONSO

INSOMNIO

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres
(según las últimas estadísticas).

A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este
nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los
perros, o fluir blandamente la luz de la luna.

Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como
un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre
caliente de una gran vaca amarilla.

Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por
qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta
ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.

Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?


¡Qué lástima
que yo no pueda cantar a la usanza
de este tiempo lo mismo que los poetas que hoy cantan!
¡Qué lástima
que yo no pueda entonar con una voz engolada
esas brillantes romanzas
a las glorias de la patria!
¡Qué lástima
que yo no tenga una patria!
Sé que la historia es la misma, la misma siempre, que pasa
desde una tierra a otra tierra, desde una raza
a otra raza,
como pasan
esas tormentas de estío desde esta a aquella comarca.
¡Qué lástima
que yo no tenga comarca,
patria chica, tierra provinciana!
Debí nacer en la entraña
de la estepa castellana
y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada;
pasé los días azules de mi infancia en Salamanca,
y mi juventud, una juventud sombría, en la Montaña.
Después… ya no he vuelto a echar el ancla,
y ninguna de estas tierras me levanta
ni me exalta
para poder cantar siempre en la misma tonada
al mismo río que pasa
rodando las mismas aguas,
al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa.
¡Qué lástima
que yo no tenga una casa!
Una casa solariega y blasonada,
una casa
en que guardara,
a más de otras cosas raras,
un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada
(que me contaran
viejas historias domésticas como a Francis Jammes y a Ayala)
y el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla.
¡Qué lástima
que yo no tenga un abuelo que ganara
una batalla,
retratado con una mano cruzada
en el pecho, y la otra en el puño de la espada!
Y, ¡qué lástima
que yo no tenga siquiera una espada!
Porque…, ¿Qué voy a cantar si no tengo ni una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla,
ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada?
¡Qué voy a cantar si soy un paria
que apenas tiene una capa!

Sin embargo…
en esta tierra de España
y en un pueblo de la Alcarria
hay una casa
en la que estoy de posada
y donde tengo, prestadas,
una mesa de pino y una silla de paja.
Un libro tengo también. Y todo mi ajuar se halla
en una sala
muy amplia
y muy blanca
que está en la parte más baja
y más fresca de la casa.
Tiene una luz muy clara
esta sala
tan amplia
y tan blanca…
Una luz muy clara
que entra por una ventana
que da a una calle muy ancha.
Y a la luz de esta ventana
vengo todas las mañanas.
Aquí me siento sobre mi silla de paja
y venzo las horas largas
leyendo en mi libro y viendo cómo pasa
la gente a través de la ventana.
Cosas de poca importancia
parecen un libro y el cristal de una ventana
en un pueblo de la Alcarria,
y, sin embargo, le basta
para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.
Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa
cuando pasan
ese pastor que va detrás de las cabras
con una enorme cayada,
esa mujer agobiada
con una carga
de leña en la espalda,
esos mendigos que vienen arrastrando sus miserias, de Pastrana,
y esa niña que va a la escuela de tan mala gana.
¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana
siempre y se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
¡Qué gracia
tiene su cara
en el cristal aplastada
con la barbilla sumida y la naricilla chata!
Yo me río mucho mirándola
y la digo que es una niña muy guapa…
Ella entonces me llama
¡tonto!, y se marcha.
¡Pobre niña! Ya no pasa
por esta calle tan ancha
caminando hacia la escuela de muy mala gana,
ni se para
en mi ventana,
ni se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
Que un día se puso mala,
muy mala,
y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.

Y en una tarde muy clara,
por esta calle tan ancha,
al través de la ventana,
vi cómo se la llevaban
en una caja
muy blanca…
En una caja
muy blanca
que tenía un cristalito en la tapa.
Por aquel cristal se la veía la cara
lo mismo que cuando estaba
pegadita al cristal de mi ventana…
Al cristal de esta ventana
que ahora me recuerda siempre el cristalito de aquella caja
tan blanca.
Todo el ritmo de la vida pasa
por el cristal de mi ventana…
¡Y la muerte también pasa!

¡Qué lástima
que no pudiendo cantar otras hazañas,
porque no tengo una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla,
ni un sillón de viejo cuero, ni una mesa, ni una espada,
y soy un paria
que apenas tiene una capa…
venga, forzado, a cantar cosas de poca importancia!

CARLOS BOUSOÑO

Alma solitaria

Aleteante, temblorosa y blanca,
te veo subir con retenido esfuerzo.
Hoy llega el sol donde hasta ayer la luna.
Llega la luna donde ayer el cierzo.

Al fin la vida con la luz se aclara.
Al fin la muerte con la luz ya se muerto.
¡Cantan las cumbres y los valles! ¡Cantan
los siempre vivos a los nunca muertos!

Mira los aires, alma solitaria,
alma triste que sola vas gimiendo.
Asciende, sube. Amor te espera.
La cima es alta. Escaso, el aparejo.

Cara con cara junto a Dios, escuchas
vibrar los aires y vivir los sueños.
Vida con vida, luz con luz amada,
y cielo, humano, en el amor, con Cielo.

Bajar la luz de amor, la luz de vida
lenta en los aires minuciosos siento.
Fundida luz de Dios con luz del alma.
Qué claridad de pronto. Qué silencio.

Canción para un poeta viejo

A Vicente Aleixandre

Muy cerca de la vida. Así tu hablar.
Llegaste a viejo cual se llega al mar.
Azotado del viento y de los años
fuiste la vida, no sus desengaños.
Tu voz sonaba a viento y caracolas,
viejo de luz, hermano de las olas,
Conocimiento fue tu reposar.
Llegaste a viejo cual se llega al mar.
Llegaste a viejo cual se llega a ser
la luz delgada del amanecer.
La luz delgada del saber callar,
del saber conocer y callar.
Del saber esperar, callar, seguir
hasta las olas del saber vivir.
Hasta las olas del saber amar
profundamente y como es quieto el mar.
Y como es quieto el mar se pone en pie
la insurrección del nunca moriré.
Y así tu ser, escrito en agua y sal
y en viento fue, y en todo lo inmortal.

Corazón partidario

Mi corazón, lo sabes,
no está con el que triunfa o que lo espera,
con el juramento mercader
que acecha el buen provecho,
se agazapa, salta sobre la utilidad, que es su querida,

busca ganancia en el abrazo,
obtiene renta de las mariposas y pone rédito a la luz,
cobra recibo por los amaneceres milagrosos,
por cambiante gracia del color
de una invisible rosa apresurada,
dulce y apresurada
como si fuese un hombre o una llama
o una felicidad humana: sí.

Mi corazón no está con el hombre que sabe
de la verdad todo lo necesario
para olvidar el resto de ella,
satisfecho del viento, poderoso del humo,
canciller de la niebla,
rey acaso, pero nunca de sí.

Dime que era verdad aquel sendero

Dime que era verdad aquel sendero
que se perdía entre la paz de un prado;
aquel otero puro que he mirado
yo tantas veces con candor primero.

Dime que era verdad aquel lucero
que se incendia casi a nuestro lado.
Di que es verdad que vale un mundo amado
y un cuerpo roto en un vivir sincero.

Di que es verdad que vale haber sufrido
y haber estado entre la mar sombría;
que vale haber luchado, haber perdido.

Haber vencido a la melancolía,
haber estado en el dolor, dormido,
sin despertar, cuando llegaba el día.

 

 

 

LEON FELIPE

¡Qué lástima
que yo no pueda cantar a la usanza
de este tiempo lo mismo que los poetas que hoy cantan!
¡Qué lástima
que yo no pueda entonar con una voz engolada
esas brillantes romanzas
a las glorias de la patria!
¡Qué lástima
que yo no tenga una patria!
Sé que la historia es la misma, la misma siempre, que pasa
desde una tierra a otra tierra, desde una raza
a otra raza,
como pasan
esas tormentas de estío desde esta a aquella comarca.
¡Qué lástima
que yo no tenga comarca,
patria chica, tierra provinciana!
Debí nacer en la entraña
de la estepa castellana
y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada;
pasé los días azules de mi infancia en Salamanca,
y mi juventud, una juventud sombría, en la Montaña.
Después… ya no he vuelto a echar el ancla,
y ninguna de estas tierras me levanta
ni me exalta
para poder cantar siempre en la misma tonada
al mismo río que pasa
rodando las mismas aguas,
al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa.
¡Qué lástima
que yo no tenga una casa!
Una casa solariega y blasonada,
una casa
en que guardara,
a más de otras cosas raras,
un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada
(que me contaran
viejas historias domésticas como a Francis Jammes y a Ayala)
y el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla.
¡Qué lástima
que yo no tenga un abuelo que ganara
una batalla,
retratado con una mano cruzada
en el pecho, y la otra en el puño de la espada!
Y, ¡qué lástima
que yo no tenga siquiera una espada!
Porque…, ¿Qué voy a cantar si no tengo ni una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla,
ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada?
¡Qué voy a cantar si soy un paria
que apenas tiene una capa!

Sin embargo…
en esta tierra de España
y en un pueblo de la Alcarria
hay una casa
en la que estoy de posada
y donde tengo, prestadas,
una mesa de pino y una silla de paja.
Un libro tengo también. Y todo mi ajuar se halla
en una sala
muy amplia
y muy blanca
que está en la parte más baja
y más fresca de la casa.
Tiene una luz muy clara
esta sala
tan amplia
y tan blanca…
Una luz muy clara
que entra por una ventana
que da a una calle muy ancha.
Y a la luz de esta ventana
vengo todas las mañanas.
Aquí me siento sobre mi silla de paja
y venzo las horas largas
leyendo en mi libro y viendo cómo pasa
la gente a través de la ventana.
Cosas de poca importancia
parecen un libro y el cristal de una ventana
en un pueblo de la Alcarria,
y, sin embargo, le basta
para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.
Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa
cuando pasan
ese pastor que va detrás de las cabras
con una enorme cayada,
esa mujer agobiada
con una carga
de leña en la espalda,
esos mendigos que vienen arrastrando sus miserias, de Pastrana,
y esa niña que va a la escuela de tan mala gana.
¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana
siempre y se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
¡Qué gracia
tiene su cara
en el cristal aplastada
con la barbilla sumida y la naricilla chata!
Yo me río mucho mirándola
y la digo que es una niña muy guapa…
Ella entonces me llama
¡tonto!, y se marcha.
¡Pobre niña! Ya no pasa
por esta calle tan ancha
caminando hacia la escuela de muy mala gana,
ni se para
en mi ventana,
ni se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
Que un día se puso mala,
muy mala,
y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.

Y en una tarde muy clara,
por esta calle tan ancha,
al través de la ventana,
vi cómo se la llevaban
en una caja
muy blanca…
En una caja
muy blanca
que tenía un cristalito en la tapa.
Por aquel cristal se la veía la cara
lo mismo que cuando estaba
pegadita al cristal de mi ventana…
Al cristal de esta ventana
que ahora me recuerda siempre el cristalito de aquella caja
tan blanca.
Todo el ritmo de la vida pasa
por el cristal de mi ventana…
¡Y la muerte también pasa!

¡Qué lástima
que no pudiendo cantar otras hazañas,
porque no tengo una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla,
ni un sillón de viejo cuero, ni una mesa, ni una espada,
y soy un paria
que apenas tiene una capa…
venga, forzado, a cantar cosas de poca importancia!

MIGUEL HERNANDEZ

Sentado sobre los muertos

Sentado sobre los muertos

que se han callado en dos meses,

beso zapatos vacíos

y empuño rabiosamente

la mano del corazón

y el alma que lo mantiene.

Que mi voz suba a los montes

y baje a la tierra y truene,

eso pide mi garganta

desde ahora y desde siempre.

MIGUEL HERNANDEZ

Llamo a la juventud

Sangre que no se desborda,

juventud que no se atreve,

ni es sangre, ni es juventud,

ni relucen, ni florecen.

Cuerpos que nacen vencidos,

vencidos y grises mueren:

vienen con la edad de un siglo,

y son viejos cuando vienen.

LA VERDADERA IMAGEN DE CRISTO

GABIELA MISTRAL

¿De qué quiere usted la imagen?
– Preguntó el imaginero-
Tenemos santos de pino,
Hay imágenes de yeso.
Mire este Cristo yacente,
madera de puro cedro.
Depende de quién la encarga:
una familia o un templo.
O si el único objetivo
es ponerla en un museo.
– Déjeme, pues ,que le explique
Lo que de verdad deseo:
Yo necesito una imagen
Del Jesús el galileo
que refleje su fracaso
intentando un mundo nuevo,
que conmueva las conciencias
y cambie los pensamientos.

Yo no la quiero encerrada
en iglesias ni conventos,
ni en casa de una familia
para presidir sus rezos.

No es para llevarla en andas
cargada por costaleros.
Yo quiero una imagen viva
De un Jesús, hombre, sufriendo
que ilumine a quien la mire
el corazón y el cerebro,
que den ganas de bajarlo
de su cruz y del tormento,
y quien contemple esa imagen
no quede mirando un muerto
ni que con ojos de artista
solo contemple un objeto
ante el que exclame admirado:
“¡qué torturado más bello!”
………………………………..
-Perdóneme si le digo
– responde el imaginero –
Que aquí no hallará seguro
la imagen del Nazareno.
Vaya a buscarla en las calles
entre las gentes sin techo,
en hospicios y hospitales
donde haya gente muriendo.
En los centros de acogida
En que abandonan a viejos,
en el pueblo marginado
entre los niños hambrientos,
en mujeres maltratadas
en personas sin empleo.

Pero la imagen de Cristo
no la busque en los museos,
no la busque en las estatuas
en los altares y templos,
ni siga en las procesiones
los pasos del nazareno.
No la busque de madera,
de bronce, de piedra o yeso.
Mejor…¡busque entre los pobres
su imagen de carne y hueso!✝✝✝

FE

Fe,no me abandones
ahora que en la vida pintan dudas
Ahora que han dejado las maduras
espacio a las más duras sinrazones.

Fe,no me abandones
como al palo mayor en la tormenta
amárrate a mi alma que te sienta
a salvo de naufragios y tifones.

Fe,fe, Fe te necesito
como el agua es necesaria en el desierto
como escencial es enterrar a nuestros muertos
como saber que es infinito el infinito.

Fe:
Te quiero fuerte,
la más inexpugnable ciudadela
invicta ante el dolor y sus secuelas
blindada a los embates de la suerte.

Fe,si estás conmigo
me atrevo a conquistar el universo
ponerme las estrellas como abrigo
mirar con buen humor lo más adverso.

Fe,Fe, Fe…
no te derrumbes
no prermitas que descienda a los abismos
señálame el camino de las cumbres
que allí quiero vivir conmigo mismo.

Consejo mortal

Levanta tu edificio. Planta un árbol.
Combate si eres joven. Y haz el amor, ¡ah,…. siempre!
Mas no olvides al fin construir con tus triunfos
lo que más necesitas: Una tumba, un refugio.

&&&&

Gabriel Celaya

La vida que murmura. La vida abierta.
La vida sonriente y siempre inquieta.
La vida que huye volviendo la cabeza,
tentadora o quizá, sólo niña traviesa.
La vida sin más. La vida ciega
que quiere ser vivida sin mayores consecuencias,
sin hacer aspavientos, sin históricas histerias,
sin dolores trascendentes ni alegrías triunfales,
ligera, sólo ligera, sencillamente bella
o lo que así solemos llamar en la tierra.

Carta urgente a la juventud del mundo

Marcos Ana

Si la juventud quisiera
mi pena se acabaría,
y mis cadenas.

(Decid ¡basta!
Haced la prueba.)

Vuestros brazos son un bosque
que llena toda la tierra;
si enarboláis vuestras manos
el cielo cubrís con ellas.
¿Qué tiranos, qué cerrojos,
qué murallones, qué puertas
no vencieran vuestras voces
en un alud de protesta?

(Todos los tiranos tienen
sus pedestales de arena,
de sangre rota, y de barro
babilónico sus piernas.)

Pronunciad una palabra,
decid una sola letra,
moved tan solo los labios
a la vez y la marea
juvenil atronaría
como un mar cuando se encrespa.

Pero, ¿quién soy yo, qué barco
de dolor, qué espuma vieja,
qué aire sin luz en el viento
acerco a vuestras riberas?

Como campanario de oro
vuestros corazones sueñan.
La juventud es la hora
del amor, su primavera.
¿Por qué mover vuestras ramas
alegres con mi tristeza?
¿No es mejor que yo me coma
mi pan solo en las tinieblas;
que mis pies cuenten las losas
veinte años más, mientras sueñan
mis alas entre las nubes
de un cielo roto en mis rejas?

Pero la vida -mi vida-
me está clamando en las venas;
abrasa loca las palmas
de mis manos; lanzaderas
clava y desclava en mi frente
y el pensamiento me quema.

Ved nuestros tonos. Ya somos
como terribles cortezas;
claustrales rostros, salobres
ojos que buscan a tientas
-sedientos de luz y sol-
una grieta entre las piedras.

No sabéis lo que es vivir
muriéndose a vida llena;
grises, sobre grises patios,
sin más luz que una bandera
de amor…

Ni lo sepáis nunca…
Más si queréis que esta lepra
jamás os alcance el pecho,
no dejéis «mi muerte» quieta.
No dejadme, no dejadnos
con nuestras sienes abiertas
y en un cerrojo sangrante
crucificada la lengua.

Levad vuestros pechos. ¡Pronto!
( Es bueno que esta gangrena
os revuelva las entrañas.)

MARCOS ANA


¡Echad abajo mi celda!
Abrid mi ataúd; que el mundo
en pie de asombro nos vea
indomables, pero heridos,
sepultos bajo la tierra.
¡Que no queden en silencio
mis cadenas!

Carta urgente a la juventud del mundo

Si la juventud quisiera
mi pena se acabaría,
y mis cadenas.

(Decid ¡basta!
Haced la prueba.)

Vuestros brazos son un bosque
que llena toda la tierra;
si enarboláis vuestras manos
el cielo cubrís con ellas.
¿Qué tiranos, qué cerrojos,
qué murallones, qué puertas
no vencieran vuestras voces
en un alud de protesta?

(Todos los tiranos tienen
sus pedestales de arena,
de sangre rota, y de barro
babilónico sus piernas.)

Pronunciad una palabra,
decid una sola letra,
moved tan solo los labios
a la vez y la marea
juvenil atronaría
como un mar cuando se encrespa.

Pero, ¿quién soy yo, qué barco
de dolor, qué espuma vieja,
qué aire sin luz en el viento
acerco a vuestras riberas?

Como campanario de oro
vuestros corazones sueñan.
La juventud es la hora
del amor, su primavera.
¿Por qué mover vuestras ramas
alegres con mi tristeza?
¿No es mejor que yo me coma
mi pan solo en las tinieblas;
que mis pies cuenten las losas
veinte años más, mientras sueñan
mis alas entre las nubes
de un cielo roto en mis rejas?

Pero la vida -mi vida-
me está clamando en las venas;
abrasa loca las palmas
de mis manos; lanzaderas
clava y desclava en mi frente
y el pensamiento me quema.

Ved nuestros tonos. Ya somos
como terribles cortezas;
claustrales rostros, salobres
ojos que buscan a tientas
-sedientos de luz y sol-
una grieta entre las piedras.

No sabéis lo que es vivir
muriéndose a vida llena;
grises, sobre grises patios,
sin más luz que una bandera
de amor…

Ni lo sepáis nunca…
Más si queréis que esta lepra
jamás os alcance el pecho,
no dejéis «mi muerte» quieta.
No dejadme, no dejadnos
con nuestras sienes abiertas
y en un cerrojo sangrante
crucificada la lengua.

Levad vuestros pechos. ¡Pronto!
( Es bueno que esta gangrena
os revuelva las entrañas.)

MARCOS ANA


¡Echad abajo mi celda!
Abrid mi ataúd; que el mundo
en pie de asombro nos vea
indomables, pero heridos,
sepultos bajo la tierra.
¡Que no queden en silencio
mis cadenas!

Antonio Machado

Como se fue el maestro,
la luz de esta mañana
me dijo: Van tres días
que mi hermano Francisco no trabaja.
¿Murió?… Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan;
lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!

Y hacia otra luz más pura
partió el hermanó de la luz del alba,
del sol de los talleres,
el viejo alegre de la vida santa.
… ¡Oh, sí!, llevad, amigos,
su cuerpo a la montaña,
a los azules montes
del ancho Guadarrama.
Allí hay barrancos hondos
de pinos verdes donde el viento canta.
Su corazón repose
bajo una encina casta,
en tierra de tomillos, donde juegan
mariposas doradas…

Allí el maestro un día
soñaba un nuevo florecer de España.


Baeza, 21 de febrero de 1915

Oda a la pobreza – Poemas de Pablo Neruda


Cuando nací,
pobreza, 
me seguiste,
me mirabas
a través
de las tablas podridas
por el profundo invierno.
De pronto
eran tus ojos
los que miraban desde los agujeros.
Las goteras,
de noche, repetían
tu nombre y tu apellido
o a veces
el salto quebrado, el traje roto,
los zapatos abiertos,
me advertían.
Allí estabas
acechándome
tus dientes de carcoma,
tus ojos de pantano,
tu lengua gris
que corta
la ropa, la madera,
los huesos y la sangre,
allí estabas
buscándome,
siguiéndome,
desde mi nacimiento
por las calles.

Cuando alquilé una pieza
pequeña, en los suburbios,
sentada en una silla
me esperabas,
o al descorrer las sábanas
en un hotel oscuro,
adolescente,
no encontré la fragancia
de la rosa desnuda,
sino el silbido frío
de tu boca.
Pobreza,
me seguiste
por los cuarteles y los hospitales,
por la paz y la guerra.
Cuando enfermé tocaron
a la puerta:
no era el doctor, entraba
otra vez la pobreza.
Te vi sacar mis muebles
a la calle:
los hombres
los dejaban caer como pedradas.
Tú, con amor horrible,
de un montón de abandono
en medio de la calle y de la lluvia
ibas haciendo
un trono desdentado
y mirando a los pobres
recogías
mi último plato haciéndolo diadema.
Ahora,
pobreza,
yo te sigo.
Como fuiste implacable,
soy implacable.
Junto
a cada pobre
me encontrarás cantando,
bajo
cada sábana
de hospital imposible
encontrarás mi canto.
Te sigo,
pobreza,
te vigilo,
te acerco,
te disparo,
te aislo,
te cerceno las uñas,
te rompo
los dientes que te quedan.
Estoy
en todas partes:
en el océano con los pescadores,
en la mina
los hombres
al limpiarse la frente,
secarse el sudor negro,
encuentran
mis poemas.
Yo salgo cada día
con la obrera textil.
Tengo las manos blancas
de dar pan en las panaderías.
Donde vayas,
pobreza,
mi canto
está cantando,
mi vida
está viviendo,
mi sangre
está luchando.
Derrotaré
tus pálidas banderas
en donde se levanten.
Otros poetas
antaño te llamaron
santa,
veneraron tu capa,
se alimentaron de humo
y desaparecieron.
Yo te desafío,
con duros versos te golpeo el rostro,
te embarco y te destierro.
Yo con otros,
con otros, muchos otros,
te vamos expulsando
de la tierra a la luna
para que allí te quedes
fría y encarcelada
mirando con un ojo
el pan y los racimos
que cubrirá la tierra
de mañana.

Raimo, la pobreza sigue ahí persiguiendonos, sigue siendo implacable, en muchas casas se perpetua, está en los barrios, en el piso tercero, y en el número 5 de tu calle, en las chavolas y bajo los puentes, está ahí al lado, la tienes de vecina, también la tienes en los campos de refugiados, Pablo Neruda se fue, pero la pobreza, no se fue Raimo.

Llegó la libertad para el compañero de celda…

Para Fernando Molano

No tengas pena…

No me digas nada…

Si no puedes hablar de contento

Desde que te han dicho que vas para casa

¿Para qué me miras?

¿Para qué me hablas?

Si no aciertas a decir seguidas

Ni cuatro palabras

Casi me dan risa

Tu risa y tu cara

¡Me pareces tan raro, tan serio

Con esa corbata!

Si ya no te acuerdas de hacer la lazada:

Así…media vuelta…

Y tira hacia abajo, que quede apretada

Quítate el piojo

Que te sube por esa solapa

¡Condenados! Ya ves, todo nuevo

Y parece como si brotaran

De los mismos poros…;

¡Claro que un piojillo no tiene importancia!

Échate la gorra hacia atrás

Que se te vea la cara

¡La cara de gloria con ojos de fiesta

Del preso que marcha!

Deja que te mire…

¡No me digas nada!

A ver si es que puedo llevarte al rastrillo

Sin soltar las lágrimas

A ver si soy hombre y te doy la mano

Sin volver la cara…

Si ves a mis hijos…

-aquel pequeñito que siempre sentaba

Sobre mis rodillas, por hacerle fiestas

Al llegar a casa…

Y aquel ángel rubio que no se dormía

Por las noches, si no le besaba-

Diles que me quieran

Que ya pronto, muy pronto, es la marcha

…Pero no, que podría dolerles

Si supieran mi angustia y mis ansias

Y no quiero que lloren

Ni quiero que tengan pena por mi causa

Si ves a mis hijos

no les digas nada

Tírales un beso

Que es la mejor frase que recita el alma

Saluda a mi esposa

Saluda a mi madre…

A mis bien amadas

Y diles que bebo su ausencia

En la bella copa de azules mañanas

Dame ya la mano

Y vete a la vida que tu vuelta aguarda

No me tengas pena

No me digas nada

Que esa misma cancela que hoy se abre para darte paso

Se abrirá mañana

Y entraremos de nuevo en la vida

Los que ahora quedamos soñando esperanza

¡Adiós… y no vuelvas…!

¡Sécate esa lágrima!

Te canta Anhinojo Folk

¡¡ Que te han hecho Tajo!!,

Que te has vuelto viejo……

No solo se volvió viejo y manso

Cambió toda su topografía

Se   engordó,   engulléndolo   todo

Molinos,   castillos y algodonales

Puentes    viejos   y   estaciones.

Eras   altivo   y   poderoso

A   veces   manso,   otras  ruidoso

Enfurecido   eras   indomable

Pero  el  hombre  doblegarte pudo

Detenerte,   y   más   abajo domarte

Te   engordaste   subiendo   monte arriba

Y   te  emborrachaste   de caudal

y  dejaste de ser río  serio y bravo

Para   transformaste   en pantano

Según los lugareños cercanos

En lugar de llamarte embalse.

Y   te calmastes   sin nervios,  sin  corrientes

Te echamos mucho de menos,

Te   queremos   como eras antes

Entre el río de antes y el embalse de ahora

Me quedo con el  río viejo, 

Con sus aguas claras y sus reflejos y

Con  la luna rielando en su  espejo.

   Sucumbieron    los molinos

 Desaparecieron   los   puentes

Y   te   tragaste   el castillo

Y   la   estación de la Renfe.

Ya   se perdió tu   atractivo

Ya se perdió para siempre.

 LOS HUERFANITOS

Murió una madre, dejando tristes 
Dos huerfanitos, hijos del alma,
Que en sus plegarias, todas las noches
¡Madre querida! ¡Madre! Exclamaban

Tú te llevaste nuestra alegría,
nuestro embeleso, nuestra esperanza
¿ Qué hay en la tierra para nosotros
Sin tus sonrisas y tus miradas ?

Todo está oscuro, todo en silencio, 
Madre querida, madre adorada
Tú te llevaste nuestras venturas,
Para dejarnos luto y desgracias

Si de los cielos donde resides,
Ves a tus hijos con penas tantas,
¡Ay madre!… envía pronto un consuelo
Con que se enjuguen ya nuestras lágrimas

Así decían, tristes, los niños 
Que antes nadaron en la abundancia
Y hoy, harapientos, con hambre y frio
Sobre un escaño se acoquinaban

Y a los silbidos que daba el viento
Y los golpazos de las ventanas
Llenos de miedo, tristes, medrosos
-¡Madre querida! ¡Madre! Exclamaban.

Ya fatigado, dijo el pequeño
¿Cómo podemos ir a buscarla,
Cuando ignoramos hasta el sepulcro
Tan hondo y frio do está enterrada?

¿Quieres que a casa ya nos volvamos? 
¿Ves del camino cuanto nos falta?
Pero a buscarla más decidido
Dijo el primero con arrogancia

Sobre mis hombros muy satisfecho
Te llevaría si es que te cansas
Pero la tumba de nuestra madre
¿Cómo sus hijos no han de encontrarla?

Por fin llegaron y de rodillas
Sobre una losa, ríos de lágrimas
Tristes vertían, cuando observaron 
Que una tormenta se preparaba,

Cubrieron tristes con sus ropitas
aquella losa, por que las aguas
no penetraran hasta su madre
y se volvieron llorando a casa.

 ESTA POESÍA ME TRAE RECUERDOS

ERA MI MAESTRO

Lo siento Don Joaquín, lo siento.

Quisiera que fuera otro momento
Y pudiera rectificar tantos errores
Para decirle quedo, “Cuanto lo siento”
Y decirle “gracias” por su comportamiento.

Hoy lo digo aquí públicamente
Cuanto de Injusto había en nuestras mentes
Vivió sus soledades con dolor eternamente
Huérfano de amigos y de parientes.

Convivíamos niños de seis a 14
Éramos complicados vocingleros,
Traviesos y crueles por momentos
Marcándonos para siempre aquellos hechos.

Quiero reivindicar desde estas líneas
Las críticas para usted de aquellos tiempos
Confieso que yo también me deje arrastrar
Perdón don Joaquín, cuánto lo siento.

Sus problemas se los llevó hasta su muerte
Nada sabÍamos, los vivía en solitario
Le abrumaban y su silencio lo cantaba
Lo sufrió silenciosamente sin contarlo.

Me pregunto si fuera un desengaño
No se relacionó con sus iguales
¿Miedo por estar en otra parte?
¿Quizás una mujer dejándole hace años?

Yo en mi niñez no percibía
Ahora pienso que usted sufría
Que pudiera tener una vida oculta
Reflexiono si no fuera ideología

Eran otros tiempos, los cincuenta,
Nunca apreciamos si sufría
Padres y alumnos se reían
Perdón Don Joaquín lo siento.

Era nuestro tutor, nuestro maestro
Profesor de números y letras
Era un profesor decente
Gracias D. Joaquín por siempre.

No voy a valorar su valor docente
Usted no tenía culpa del sistema
Lo equiparo a otro profesor que había
Y le reconozco sin fisuras su valía.

DON JOAQUIN MI MAESTRO

Teníamos a un profesor de vida recogida
En desacuerdo que su vida fuera criticada
No perdono de las burlas recibidas
Y no perdono su persona maltratada.

Célebres eran las historias que se cuentan
Era objetivo de mufas y de chanzas
Motivo de chistes, de burlas y charangas
Éramos así, ¡muy valientes! que desgracia.

Diríase que no le ilusionaba nada
¿Que ocultaba aquella persona solitaria?
¿Caminando solo, triste como un ánima?
¿Angustiado silencioso y una vida recatada?

Entiendo que no fue bien tratado por el pueblo
Sin amigos y de amistades conocidas
Sin nadie a su alrededor que le animara
Me lo imagino viéndose en su desierto abandonado.

Su trabajo de docente en un colegio
Con un alumnado sumamente complicado
Nadie próximo le apoya y valora su trabajo
Aún era blanco de un pueblo desgraciado.

Grato para él, si hubiera sido ALGO querido
Poco correspondido y nada valorado
Fue don Joaquin, y también muy ignorado
Por mi parte !¡gracias!¡ Me siento desolado.

Suponiendo que ya te fuiste para siempre
Que DIOS lo tenga en su Gloria Don joaquin
Nunca sufrí un castigo, ni queja de su trato,
Por ello otra vez le digo ¡gracias maestro!

Seguirá siendo un enigma y un misterio
La vida que llevaba en este pueblo desdichado
Que su alma reviva y regrese en primavera
Y sobrevuele su alma sobre Hinojal de forma eterna.

Con cortesía, descanse en paz Don Joaquín.

DON JOAQUIN MI MAESTRO

Teníamos a un profesor de vida recogida
En desacuerdo que su vida fuera criticada
No perdono de las burlas recibidas
Y no perdono su persona maltratada.

Célebres eran las historias que se cuentan
Era objetivo de mufas y de chanzas
Motivo de chistes, de burlas y charangas
Éramos así, ¡muy valientes! que desgracia.

Diríase que no le ilusionaba nada
¿Que ocultaba aquella persona solitaria?
¿Caminando solo, triste como un ánima?
¿Angustiado silencioso y una vida recatada?

Entiendo que no fue bien tratado por el pueblo
Sin amigos y de amistades conocidas
Sin nadie a su alrededor que le animara
Me lo imagino viéndose en su desierto abandonado.

Su trabajo de docente en un colegio
Con un alumnado sumamente complicado
Nadie próximo le apoya y valora su trabajo
Aún era blanco de un pueblo desgraciado.

Grato para él, si hubiera sido ALGO querido
Poco correspondido y nada valorado
Fue don Joaquin, y también muy ignorado
Por mi parte !¡gracias!¡ Me siento desolado.

Suponiendo que ya te fuiste para siempre
Que DIOS lo tenga en su Gloria Don joaquin
Nunca sufrí un castigo, ni queja de su trato,
Por ello otra vez le digo ¡gracias maestro!

Seguirá siendo un enigma y un misterio
La vida que llevaba en este pueblo desdichado
Que su alma reviva y regrese en primavera
Y sobrevuele su alma sobre Hinojal de forma eterna.

Con gran respeto, descanse en paz Don Joaquín.

LA VERDADERA IMAGEN DE CRISTO

GABIELA MISTRAL

¿De qué quiere usted la imagen?
– Preguntó el imaginero-
Tenemos santos de pino,
Hay imágenes de yeso.
Mire este Cristo yacente,
madera de puro cedro.
Depende de quién la encarga:
una familia o un templo.
O si el único objetivo
es ponerla en un museo.
– Déjeme, pues ,que le explique
Lo que de verdad deseo:
Yo necesito una imagen
Del Jesús el galileo
que refleje su fracaso
intentando un mundo nuevo,
que conmueva las conciencias
y cambie los pensamientos.

Yo no la quiero encerrada
en iglesias ni conventos,
ni en casa de una familia
para presidir sus rezos.

No es para llevarla en andas
cargada por costaleros.
Yo quiero una imagen viva
De un Jesús, hombre, sufriendo
que ilumine a quien la mire
el corazón y el cerebro,
que den ganas de bajarlo
de su cruz y del tormento,
y quien contemple esa imagen
no quede mirando un muerto
ni que con ojos de artista
solo contemple un objeto
ante el que exclame admirado:
“¡qué torturado más bello!”
………………………………..
-Perdóneme si le digo
– responde el imaginero –
Que aquí no hallará seguro
la imagen del Nazareno.
Vaya a buscarla en las calles
entre las gentes sin techo,
en hospicios y hospitales
donde haya gente muriendo.
En los centros de acogida
En que abandonan a viejos,
en el pueblo marginado
entre los niños hambrientos,
en mujeres maltratadas
en personas sin empleo.

Pero la imagen de Cristo
no la busque en los museos,
no la busque en las estatuas
en los altares y templos,
ni siga en las procesiones
los pasos del nazareno.
No la busque de madera,
de bronce, de piedra o yeso.
Mejor…¡busque entre los pobres
su imagen de carne y hueso!✝✝✝

    El PIYAYO   ¿Tú conoces al «Piyayo»,
un viejecillo renegro, reseco y chicuelo;
la mirada de gallo
pendenciero
y hocico de raposo
tiñoso…
que pide limosna por «tangos»
y maldice cantando «fandangos»
gangosos? ¡A chufla lo toma la gente
y a mi me da pena
y me causa un respeto imponente! Ata a su cuerpo una guitarra,
Que chilla como una corneja
Y zumba como una chicharra
Y tiene arrumacos de vieja
Pelleja.
Yo le he visto cantando,
Babeando
De rabia y de vino,
Bailando
Con saltos felinos
Tocando a zarpazos,.
Los acordes de un viejo»tangazo»
Y, a sus contorsiones de ardilla,
Hace son con la sucia calderilla. ¡ a chufla lo toma la gente
y a mi me da pena
y me causa un respeto imponente! Es su extraño arte
su cepo y su cruz,
su vida y su luz,
su tabaco y su aguardientillo…
y su pan y el de sus nietecillos:
«churumbeles» con greñas de alambre
y panzas de sapos.
Que aullan de hambre
Tiritando bajo los harapos;
Sin madre que lave su roña;
Sin padre que «afane»
Porque pena una muerte en santoña;
Sin mas sombra que la del abuelo…
¡poca sombra, porque es tan chicuelo;
en el altozano
tiene un cuchitril
¡a las vigas alcanza la mano;
y por lumbre y por luz, un candil.
Vacia sus alforjas
Que son sus bolsillos,
Bostezando los siete chiquillos,
Se agrupan riendo.
entre carantoñas les va repartiendo
Pan y pescao frito,
Con la parsimonia de un antiguo rito:
¡chavales!
¡pan de flor de harina!
Mascarlo despasio.
Mejo pan no se come en palasio.
este pescaito, ¡no es na?
¡sacao uno a uno del fondo del má!
¡gloria pura él!
Las espinas se comen tamié,
Que to es alimento… Asi….despasito.
¡no llores, Manuela!
Tu no pués, porque no tiés muelas.
¡es tan chiquitita
mi niña bonita!..
así, despasito.
Muy remascaito,
Migaja a migaja, que dure,
Le van dando fin
A los cinco reales que costo el festín.
Luego entre guiñapos durmiendo,
Por matar el frío, muy apiñaditos.
La Virgen María contempla al «Piyayo»
Riendo
Y hay un Angel rubio que besa la frente
De cada gitano chiquito. ¡A chufla lo toma la gente!…
y a mi me da pena
y me causa un respeto imponente!

La emigración de los cincuenta

En la década de los cincuenta

todos  interrogaban un camino

la travesía iba a ser larga y el destino

una ilusión incierta, una quimera

con más  valor de lo esperado

fueron sacando fuerzas y reaños

y conteniendo lágrimas y llantos

fueron saliendo muchos cada año

dejaban atrás muchas carencias

pocos habían sido bien tratados

como personas, eran ignorados

algo parecido a ser esclavos.

algunos se quedaron para siempre

muriendo de hambre, abandonados

los actores del poder y bien situados

sin más, miraban para otro lado

eran hijos de pueblo, eran vecinos

eran niños que morían allí, al lado

no eran niños de china ni africanos

nativos del pueblo  y empadronados.

habían sido ciudadanos de tercera

¿Quien se atrevía a una protesta?

eran aquellos años de la dictadura

la nefasta década de los cincuenta.

P. D. V.

NUEVOS VIENTOS

Viento fresco recorre el universo
Brisas, esperanzas, que necesitan los pueblos
Hora es, de levantarse y ponerse en movimiento
¡¡Pueblo!!, !! despierta, ¡¡ que vienen los nuestros!!

Es hora de luchar, sin desmayo por el pueblo
Por ese pueblo que trabaja y sufre, sin merecerlo
Que nunca fue pecado luchar por un sueldo
Reivindicando un salario digno, para seguir viviendo.
… 
Maldigo a los políticos corruptos,
Caciques, putrefactos, indecentes,
Inmorales, mentirosos, depravados,
Que metieron a los pueblos en el averno.

¡¡Qué dicen sentirse más creyentes!!
¡¡Hipócritas!! ¿Dais de comer al hambriento?
¿Dais posada al peregrino?…. ¡hipócritas!
¿Consoláis al triste y vestís al desnudo?…..

Simuláis con cinismo ser creyentes
Condenados estáis a las tinieblas
Condenados estáis a los infiernos
Allí merecéis estar, así de cierto.

Luis Chamizo – La Nacencia

Bruñó los recios nubarrones pardos
la lus del sol que s´agachó en un cerro,
y las artas cogollas de los árboles
d´un coló de naranjas se tiñeron.
A bocanás el aire nos traía
los ruídos d´alla lejos
y el toque d´oración de las campanas
de l´iglesia del pueblo.
Ibamos dambos juntos, en la burra,
por el camino nuevo,
mi mujé mu malita,
suspirando y gimiendo.
Bandás de gorriatos montesinos
volaban, chirrïando por el cielo,
y volaban pal sol qu´en los canchales
daba relumbres d´espejuelos.
Los grillos y las ranas
cantaban a lo lejos,
y cantaban tamién los colorines
sobre las jaras y los brezos,
y roändo, roändo, de las sierras
llegaba el dolondón de los cencerros.
¡Qué tarde más bonita!
¡Qu´anochecer más güeno!
¡Qué tarde más alegre
si juéramos contentos!…
– No pué ser más- me ijo- vaite, vaite
con la burra pal pueblo,
y güervete de prisa con l´agüela,
la comadre o el méico -.
Y bajó de la burra poco a poco,
s´arrellenó en el suelo,
juntó las manos y miró p´arriba,
pa los bruñíos nubarrones recios.
¡Dirme, dejagla sola,
dejagla yo a ella sola com´un perro,
en metá de la jesa,
una legua del pueblo…
eso no! De la rama
d´arriba d´un guapero,
con sus ojos roendos
nos miraba un mochuelo,
un mochuelo con ojos vedriaos
como los ojos de los muertos…
¡No tengo juerzas pa dejagla sola;
pero yo de qué sirvo si me queo!
La burra, que rroía los tomillos
floridos del lindero
carcaba las moscas con el rabo;
y dejaba el careo,
levantaba el jocico, me miraba
y seguía royendo.
¡Qué pensará la burra
si es que tienen las burras pensamientos!
Me juí junt´a mi Juana,
me jinqué de roillas en el suelo,
jice por recordá las oraciones
que m´enseñaron cuando nuevo.
No tenía pacencia
p´hacé memoria de los rezos…
¡Quién podrá socorregla si me voy!
¡Quién va po la comadre si me queo!
Aturdio del tó gorví los ojos
pa los ojos reondos del mochuelo;
y aquellos ojos verdes,
tan grandes, tan abiertos,
qu´otras veces a mí me dieron risa,
hora me daban mieo.
¡Qué mirarán tan fijos
los ojos del mochuelo!
No cantaban las ranas,
los grillos no cantaban a lo lejos,
las bocanás del aire s´aplacaron,
s´asomaron la luna y el lucero,
no llegaba, rondo, de las sierras
el dolondón de los cencerros…
¡Daba tanta quietú mucha congoja!
¡Daba yo no sé qué tanto silencio!
M´arrimé más pa ella;
l´abrasaba el aliento,
le temblaban las manos,
tiritaba su cuerpo…
y a la luz de la luna eran sus ojos
más grandes y más negros.
Yo sentí que los míos chorreaban
lagrimones de fuego.
Uno cayó roändo,
y, prendío d´un pelo,
en metá de su frente
se queó reluciendo.
¡Que bonita y que güena,
quién pudiera sé méico!
Señó, tú que lo sabes
lo mucho que la quiero.
Tú que sabes qu´estamos bien casaos,
Señó, tú qu´eres güeno;
tú que jaces que broten las simientes
qu´echamos en el suelo;
tú que jaces que granen las espigas,
cuando llega su tiempo;
tú que jaces que paran las ovejas,
sin comadres, ni méicos…
¿por qué, Señó, se va morí mi Juana,
con lo que yo la quiero,
siendo yo tan honrao
y siendo tú tan güeno?…
¡Ay! qué noche más larga
de tanto sufrimiento;
¡qué cosas pasarían
que decilas no pueo!
Jizo Dios un milagro;
¡no podía por menos!

Toito lleno de tierra
le levanté del suelo,
le miré mu despacio, mu despacio,
con una miaja de respeto.
Era un hijo, ¡mi hijo!,
hijo dambos, hijo nuestro…
Ella me le pedía
con los brazos abiertos,
¡Qué bonita qu´estaba
llorando y sonriyendo!
Venía clareando;
s´oïan a lo lejos
las risotás de los pastores
y el dolondón de los cencerros.
Besé a la madre y le quité mi hijo;
salí con él corriendo,
y en un regacho d´agua clara
le lavé tó su cuerpo.
Me sentí más honrao,
más cristiano, más güeno,
bautizando a mi hijo como el cura
bautiza los muchachos en el pueblo.
Tié que ser campusino,
tié que ser de los nuestros,
que por algo nació baj´una encina
del camino nuevo.
Icen que la nacencia es una cosa
que miran los señores en el pueblo;
pos pa mí que mi hijo
la tié mejor que ellos,
que Dios jizo en presona con mi Juana
de comadre y de méico.
Asina que nació besó la tierra,
que, agraecía, se pegó a su cuerpo;
y jue la mesma luna
quien le pagó aquel beso…
¡Qué saben d´estas cosas
los señores aquellos!
Dos salimos del chozo,
tres golvimos al pueblo.

HAY UN DÍA FELIZ

A recorrer me dediqué esta tarde
Las solitarias calles de mi aldea
Acompañado por el buen crepúsculo
Que es el único amigo que me queda.
Todo está como entonces, el otoño
Y su difusa lámpara de niebla,
Sólo que el tiempo lo ha invadido todo
Con su pálido manto de tristeza.
Nunca pensé, creédmelo, un instante
Volver a ver esta querida tierra,
Pero ahora que he vuelto no comprendo
Cómo pude alejarme de su puerta.
Nada ha cambiado, ni sus casas blancas
Ni sus viejos portones de madera.
Todo está en su lugar; las golondrinas
En la torre más alta de la iglesia;
El caracol en el jardín, y el musgo
En las húmedas manos de las piedras.
No se puede dudar, éste es el reino
Del cielo azul y de las hojas secas
En donde todo y cada cosa tiene
Su singular y plácida leyenda:
Hasta en la propia sombra reconozco
La mirada celeste de mi abuela.
Estos fueron los hechos memorables
Que presenció mi juventud primera,
El correo en la esquina de la plaza
Y la humedad en las murallas viejas.
¡Buena cosa, Dios mío!; nunca sabe
Uno apreciar la dicha verdadera,
Cuando la imaginamos más lejana
Es justamente cuando está más cerca.
Ay de mí, ¡ay de mí!, algo me dice
Que la vida no es más que una quimera;
Una ilusión, un sueño sin orillas,
Una pequeña nube pasajera.
Vamos por partes, no sé bien qué digo,
La emoción se me sube a la cabeza.
Como ya era la hora del silencio
Cuando emprendí mi singular empresa,
Una tras otra, en oleaje mudo, 
Al establo volvían las ovejas.
Las saludé personalmente a todas
Y cuando estuve frente a la arboleda
Que alimenta el oído del viajero
Con su inefable música secreta
Recordé el mar y enumeré las hojas
En homenaje a mis hermanas muertas.
Perfectamente bien. Seguí mi viaje
Como quien de la vida nada espera.
Pasé frente a la rueda del molino,
Me detuve delante de una tienda:
El olor del café siempre es el mismo,
Siempre la misma luna en mi cabeza;
Entre el río de entonces y el de ahora
No distingo ninguna diferencia.
Lo reconozco bien, éste es el árbol
Que mi padre plantó frente a la puerta
(Ilustre padre que en sus buenos tiempos
Fuera mejor que una ventana abierta).
Yo me atrevo a afirmar que su conducta
Era un trasunto fiel de la Edad Media
Cuando el perro dormía dulcemente
Bajo el ángulo recto de una estrella.
A estas alturas siento que me envuelve
El delicado olor de las violetas
Que mi amorosa madre cultivaba
Para curar la tos y la tristeza.
Cuánto tiempo ha pasado desde entonces
No podría decirlo con certeza;
Todo está igual, seguramente,
El vino y el ruiseñor encima de la mesa,
Mis hermanos menores a esta hora
Deben venir de vuelta de la escuela:
¡Sólo que el tiempo lo ha borrado todo
Como una blanca tempestad de arena!

Quizás sea un sueño

¿Duermo? no,

….estoy despierto

mis ojos están  cerrados

pero esta noche, esta noche

no es como otras noches,

mis pensamientos vuelan

y se van de  aquí a allá,

en tierras de antaño

en momentos de antaño

hay fotos de los años 50

que reflejan miserias

… y vivencias pasadas,

las hay escritas a fuego

en nuestras mentes,

de pronto me vienen,

imágenes muy tristes

no estoy soñando, no,

tengo impotencia

estoy muy despierto y

me abruman mil cosas,

si, cosas que me acosan

que me persiguen y

no me dejan dormir, son

imágenes muy vivas

de niños….,

de niños muy solos

son  niños tristes, pálidos,

no sonríen, ni hablan,

no gritan, si acaso lloran,

son rostros patéticos

delgados, mafélicos

con ropitas raquíticas…,

mis ojos siguen cerrados

pero los sigo viendo

están ahí, y allí muy solos,

quizás no tengan nada,

…no tienen nada,

no sepan de cariño

…no conocen el cariño,

mis ojos cerrados

…no resisten  

sus tristes ojos abiertos.

en el silencio de la noche

me invade la emoción y

un sentimiento de tristeza

….se  apodera de mi,

esas imágenes que veo

no me abandonan,

y a esos niños tan tristes,

….quisiera tenerlos aquí

justo a nuestro lado y

y tenderles  nuestras manos

….mirarles de frente

con los ojos abiertos,

y sin muchas palabras

decirles,  mirarnos,

…..mirarnos

desde ahora estaremos  

a vuestro lado

todos juntos,  conviviremos,

ha empezado algo nuevo,

algo nuevo para todos,

desde ahora sonreiremos,

ahora nos tenéis a vuestro lado,

olvidaremos el dolor,

lo vamos a conseguir,

perseguiremos el mal,

…lo detendremos

le daremos la espalda

viviremos con más amor,

olvidaremos lo pasado,

porque si podemos hacer,

….un mundo mejor,

vamos  a conocer un mundo nuevo

porque tenemos esa voluntad,

porque ha llegado el momento

porque ha llegado la verdad

de pagar nuestras deudas

porque  es nuestra hora,

…y ese día ha llegado

para quedarse.

Quizás sea un sueño

¿Duermo? no,

….estoy despierto

mis ojos están  cerrados

pero esta noche, esta noche

no es como otras noches,

mis pensamientos vuelan

y se van de  aquí a allá,

en tierras de antaño

en momentos de antaño

hay fotos de los años 50

que reflejan miserias

… y vivencias pasadas,

las hay escritas a fuego

en nuestras mentes,

de pronto me vienen,

imágenes muy tristes

no estoy soñando, no,

tengo impotencia

estoy muy despierto y

me abruman mil cosas,

si, cosas que me acosan

que me persiguen y

no me dejan dormir, son

imágenes muy vivas

de niños….,

de niños muy solos

son  niños tristes, pálidos,

no sonríen, ni hablan,

no gritan, si acaso lloran,

son rostros patéticos

delgados, mafélicos

con ropitas raquíticas…,

mis ojos siguen cerrados

pero los sigo viendo

están ahí, y allí muy solos,

quizás no tengan nada,

…no tienen nada,

no sepan de cariño

…no conocen el cariño,

mis ojos cerrados

…no resisten  

sus tristes ojos abiertos.

en el silencio de la noche

me invade la emoción y

un sentimiento de tristeza

….se  apodera de mi,

esas imágenes que veo

no me abandonan,

y a esos niños tan tristes,

….quisiera tenerlos aquí

justo a nuestro lado y

y tenderles  nuestras manos

….mirarles de frente

con los ojos abiertos,

y sin muchas palabras

decirles,  mirarnos,

…..mirarnos

desde ahora estaremos  

a vuestro lado

todos juntos,  conviviremos,

ha empezado algo nuevo,

algo nuevo para todos,

desde ahora sonreiremos,

ahora nos tenéis a vuestro lado,

olvidaremos el dolor,

lo vamos a conseguir,

perseguiremos el mal,

…lo detendremos

le daremos la espalda

viviremos con más amor,

olvidaremos lo pasado,

porque si podemos hacer,

….un mundo mejor,

vamos  a conocer un mundo nuevo

porque tenemos esa voluntad,

porque ha llegado el momento

porque ha llegado la verdad

de pagar nuestras deudas

porque  es nuestra hora,

…y ese día ha llegado

para quedarse.

 HAY UN DÍA FELIZ

A recorrer me dediqué esta tarde
Las solitarias calles de mi aldea
Acompañado por el buen crepúsculo
Que es el único amigo que me queda.
Todo está como entonces, el otoño
Y su difusa lámpara de niebla,
Sólo que el tiempo lo ha invadido todo
Con su pálido manto de tristeza.
Nunca pensé, creédmelo, un instante
Volver a ver esta querida tierra,
Pero ahora que he vuelto no comprendo
Cómo pude alejarme de su puerta.
Nada ha cambiado, ni sus casas blancas
Ni sus viejos portones de madera.
Todo está en su lugar; las golondrinas
En la torre más alta de la iglesia;
El caracol en el jardín, y el musgo
En las húmedas manos de las piedras.
No se puede dudar, éste es el reino
Del cielo azul y de las hojas secas
En donde todo y cada cosa tiene
Su singular y plácida leyenda:
Hasta en la propia sombra reconozco
La mirada celeste de mi abuela.
Estos fueron los hechos memorables
Que presenció mi juventud primera,
El correo en la esquina de la plaza
Y la humedad en las murallas viejas.
¡Buena cosa, Dios mío!; nunca sabe
Uno apreciar la dicha verdadera,
Cuando la imaginamos más lejana
Es justamente cuando está más cerca.
Ay de mí, ¡ay de mí!, algo me dice
Que la vida no es más que una quimera;
Una ilusión, un sueño sin orillas,
Una pequeña nube pasajera.
Vamos por partes, no sé bien qué digo,
La emoción se me sube a la cabeza.
Como ya era la hora del silencio
Cuando emprendí mi singular empresa,
Una tras otra, en oleaje mudo, 
Al establo volvían las ovejas.
Las saludé personalmente a todas
Y cuando estuve frente a la arboleda
Que alimenta el oído del viajero
Con su inefable música secreta
Recordé el mar y enumeré las hojas
En homenaje a mis hermanas muertas.
Perfectamente bien. Seguí mi viaje
Como quien de la vida nada espera.
Pasé frente a la rueda del molino,
Me detuve delante de una tienda:
El olor del café siempre es el mismo,
Siempre la misma luna en mi cabeza;
Entre el río de entonces y el de ahora
No distingo ninguna diferencia.
Lo reconozco bien, éste es el árbol
Que mi padre plantó frente a la puerta
(Ilustre padre que en sus buenos tiempos
Fuera mejor que una ventana abierta).
Yo me atrevo a afirmar que su conducta
Era un trasunto fiel de la Edad Media
Cuando el perro dormía dulcemente
Bajo el ángulo recto de una estrella.
A estas alturas siento que me envuelve
El delicado olor de las violetas
Que mi amorosa madre cultivaba
Para curar la tos y la tristeza.
Cuánto tiempo ha pasado desde entonces
No podría decirlo con certeza;
Todo está igual, seguramente,
El vino y el ruiseñor encima de la mesa,
Mis hermanos menores a esta hora
Deben venir de vuelta de la escuela:
¡Sólo que el tiempo lo ha borrado todo

Como una blanca tempestad de arena!

No te rindas. Mario Benedetti.

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.

Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.

Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,

No te rindas por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estás sola,

CANTOS A SAN SEBASTIANI
Con licencia al señor cura,
también de la autoridad,
las virtudes de este Santo
os venimos a explicar.

Gozosos en tu presencia,
corazón enamorado,
déjanos cantar un himno
al que fue tu fiel soldado.

Mozos que lleváis al Santo,
llevadlo con devoción,
hincar la rodilla en tierra
y alzad los ojos a Dios.

De Milán fueron tus padres,
en Narbona establecidos,
allí nació Sebastián,
siendo modelo divino.

II

Narbona te dio su cuna,
de nobles padres nacido,
tu fortuna y porvenir
inmenso te ofreció el siglo.

En santo temor de Dios,
desde la infancia instruido,
tu virtud consagraste
al militar ejercicio.

Allí, de ardiente valor,
diste ejemplo cumplido.
Diocleciano te distingue
Y a la guardia liarte quiso.

De esta manera, volando,
de la Gloria, por la rambla,
capitán fuiste nombrado
de la guardia pretoriana.

III

Pero ni aquellos honores,
ni virtud, ni gloria tanta,
nunca marchitar pudieron
con tu humildad la fragancia.

A las cárceles corriste
desafiando el peligro,
consolando a los cristianos
y animarlos al martirio.

Cuando Diocleciano vio
la fe de San Sebastián,
la corona del martirio
ha empezado a dibujar.

En un albañal de Roma
vuestro cuerpo fue arrojado,
glorioso San Sebastián,
después de saeteado.

IV

Cuando una santa mujer
tu cuerpo a sepultar vino,
en tu corazón sintió
un palpitante latido.

Y sus heridas, curando,
en su escondido retiro,
las fuerzas y la salud
al fin recobrarlas hizo.

No contento con el triunfo,
te decides a morir,
y a palacio te presentas
para el martirio sufrir.

Vas a ver a Diocleciano,
confiesas de nuevo a Cristo,
y al verte vivo, aterrado
te hace matar en el circo.

V

Un inhumano verdugo
descargóle en la cabeza
un fuerte golpe de maza,
derribándote en la tierra.

Al saberlo Diocleciano,
con furor te reconvino
de traidor y desleal,
condenándote al martirio.

Una mañana, en la aurora,
en el jardín de palacio,
vieron entrar a varios hombres
de arcos y flechas armados.

Amarrado a un duro tronco
os tiraron las saetas,
las sufristeis, Santo mío,
con humildad y paciencia.

VI

Los flecheros de tu guardia,
de tu venganza ministros,
tu hermoso cuerpo destrozan
con sus acertados tiros.

Fija la mirada al cielo
tiene el mártir entre tanto,
y una amorosa plegaria
modulan tus puros labios.

El día veinte de enero,
según el siglo cristiano,
expiró abrazado a Cristo
este valiente soldado.

Y que arrojen el cadáver
a la cloaca de Tarquino,
creyendo infamar así
tu nombre mártir invicto.

VII

Quince siglos desde entonces
el mundo se ha envejecido,
y del César Diocleciano
el sepulcro se ha perdido.

En tanto que ante el sepulcro
del Santo Mártir de Cristo,
del mundo todo cristiano
su nombre invoca rendido.

El día veinte de enero
has empuñado la palma,
y corona de laureles,
que tanto la deseabas.

Imitemos sus virtudes
y sus religiosos celos,
y mañana encontraremos
a Sebastián en el Cielo.

VIII

A vos, Santo, que gozáis
de la Gloria Celestial,
dadle a vuestro pueblo
salud y prosperidad.

Este favor le pedimos
al glorioso Sebastián,
que nos dé mucha salud,
para volverle a cantar.

De que nosotros lleguemos
a la mansión eternal,
juntos un himno cantemos
en el coro angelical.

Y nosotros os pedimos,
a vuestras plantas postrados,
que, en saliendo de esta vida,
nos llevéis a vuestro lado.


CANTO DE LAS PURIFICAS
(Que se canta en Hinojal el día de las Candelas)

Danos licencia, Señor,
para entrar en vuestra casa.
Confesaremos tu nombre,
muy humildes, a tus plantas.

Niño, que estás en los brazos,
más hermoso que un clavel,
di a tu madre que nos abra,
que venimos a ofrecer.

Pues si Vos lo concedéis,
Redentor de nuestras almas,
de rodillas por el suelo,
pedimos supláis las faltas.

Al señor cura, rector,
pues que manda en esta casa,
también pedimos licencia,
con petición muy cristiana.

A publicar el misterio
de esta solemnidad santa
venimos, con vuestra ayuda,
madre de Dios, Soberana.

Y para que resplandezca
en nosotras dicha tanta,
tomemos agua bendita,
para entrar limpias de mancha.

Y para que comencemos
a elogiaros, Virgen Santa,
rendidos a vuestros pies
pedimos clemencia magna.

Vais a ofrecer vuestro hijo,
Madre de Dios, Soberana,
para que vean los hombres
la humildad que en vos se halla.

No porque a vos se os obliga,
Madre de Dios, Soberana,
sino por dar buen ejemplo
a toda alma cristiana.

Con vos, Reina de los Cielos,
no se entiende dicha tanta.
Estáis más pura que el sol,
pues en vos no se halla mancha.

Mas vos, Reina, como madre,
con humildad muy cristiana,
vais a cumplir con la ley
que Moisés tenía dada.

En la Ley de Moisés
ninguna mujer entraba
al Santo Templo de Dios
hasta estar purificada.

Y para entrar en el templo
la ofrenda preceptuada
era un cordero o paloma
con cinco siclos de plata.

A los pobres les permiten,
porque en todo tiempo se hallan,
dos tórtolas o palomas
con que la Ley observaban.

Presentad esas palomas.
que es la ofrenda acostumbrada,
que en la Ley de Moisés
todas las pobres llevaban

La muerte de vuestro Hijo
os la anunció Simeón;
ése fue el primer cuchillo
que pasó tu corazón.

Presentad ese Agnus Dei
y atended a las palabras
que dice San Simeón
en las Escrituras Santas.

Aquí está el profetizado
en las Escrituras Santas.
Recíbelo, Simeón,
dándole infinitas gracias.

Recíbelo, sacerdote,
y ministro del altar,
que recibís una ofrenda
de loa Reina Celestial.

ALÉGRENSE

Alégrense los mortales.
Muera de rabia el infierno,
que se ha ofrecido la Virgen
al Dios Hombre verdadero.

Bendita seais, Señora,
alabada seais Reina,
reverenciada de todos
los nacidos en la tierra.

De corazón le pedimos
a esta Soberana reina,
que a nuestro párroco dé
salud y gracias completas.

A la señora Justicia
que asista a su gobierno,
mereciendo de Dios Niño
gozar en su mismo reino.

También a los Mayordomos.
Madre, Soberana, Reina,
da salud en esta vida
y, después, la vida eterna.

A todo este auditorio.
Madre, Reina esclarecida,
pedimos que con tu Hijo
alcancéis glorias cumplidas.


Ofertorio de la Camisa
(canta: Sonia Fernández)

Madre, la camisa
te ofrezco gustosa,
para que a tu hijo
le pongas gozosa.
Te ruego, señora,
con santa humildad,
te dignes cubrirlo
con tu manto real.

Ofertorio de: Los Pañales
(canta: Mª. Carmen Leno).

Yo también te ofrezco,
oh Virgen María,
para el Rey del Cielo,
con mucha alegría,
estos pañalitos
de mi pobre ajuar;
con ellos le puedes
muy bien abrigar.

Ofertorio de: La Mantilla
(canta: Sonia Pizarro)

Yo también te ofrezco,
oh Virgen María,
para el Rey del Cielo,
con dulce alegría,
bordada con fe;
esta mantillita
abriga con ella
al Niño Manuel.

Ofertorio del Gorro
(canta: Mª. José Merino)

El gorro te ofrezco
con mucha alegría,
para que a tu hijo
le pongas, María.
Te ruego, señora,
con el corazón,
si soy digna de ello,
vuestra bendición.

Ofertorio de la Faja
(canta: Rocío Hurtado)

Oh Virgen María,
para mi Señor
esta faja traigo
de poco valor.
Quisiera, señora,
fuera de tisú.
Fajad en mi nombre
al Niño Jesús.

Ofertorio de: Castañas
(canta: Mónica …)

Yo también te ofrezco
castañas y peros,
bollos y zapatos,
sopas y corderos.
Te ruego, Señora,
con santa humildad,
en torno nos vuelvas
el pan celestial.

Ofertorio de Todo
(canta: Yolanda Hurtado)

En suma, Señora,
sólo falto yo
que ofrecer al Niño,
nuestro Redentor.
¿Qué le ofreceré?
No encuentro qué dar,
pues todo completo
me lo encuentro ya:
Pañales, mantillas,
fajas y baberos.
Camisas y gorros,
castañas y peros.
Sopas y corderos
bollos y zapatos…
Todo está ofrecido
por mis compañeros.
Sólo falta un saco,
y aquí te lo entrego.
Recíbelo, Virgen,
y vístele al Niño,
con este cordón cíñele el vestido,
y en premio, Señora, vestidnos también
de hermosas virtudes para ir a Belén

NUEVOS VIENTOS

Viento fresco recorre el universo
Brisas, esperanzas, que necesitan los pueblos
Hora es, de levantarse y ponerse en movimiento
¡¡Pueblo!!, !! despierta, ¡¡ que vienen los nuestros!!

Es hora de luchar, sin desmayo por el pueblo
Por ese pueblo que trabaja y sufre, sin merecerlo
Que nunca fue pecado luchar por un sueldo
Reivindicando un salario digno, para seguir viviendo.
… 
Maldigo a los políticos corruptos,
Caciques, putrefactos, indecentes,
Inmorales, mentirosos, depravados,
Que metieron a los pueblos en el averno.

¡¡Qué dicen sentirse más creyentes!!
¡¡Hipócritas!! ¿Dais de comer al hambriento?
¿Dais posada al peregrino?…. ¡hipócritas!
¿Consoláis al triste y vestís al desnudo?…..

Simuláis con cinismo ser creyentes
Condenados estáis a las tinieblas
Condenados estáis a los infiernos
Allí merecéis estar, así de cierto.

A Federico García Lorca

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
… Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.

WEB inresantísima de de poetas de todo el mundo.

https://poetassigloveintiuno.blogspot.com/2014/04/ana-maria-martinez-sagi-11532.html