La filosofía sirve para que las personas se puedan hacer infinidad de preguntas acerca de la realidad, la existencia y su sentido de ser.
Para lograr una respuesta se vale del pensamiento filosófico, que es aquel que conlleva a una serie de análisis, reflexiones, pensamientos críticos y valerse de diversos argumentos. De esta manera, se acerca al ser humano al conocimiento, a su búsqueda de la verdad, y se aleja de la ignorancia.
Niegan la baja laboral a trabajadores de residencias de Madrid con sarna pese al riesgo de que contagien a los mayores
CCOO denuncia a la Inspección de Trabajo los casos de plantillas de varias residencias ante un brote de esta infección en la piel por el riesgo para los ancianos y los propios profesionales.
MOMENTOS FELICES
(De «De claro en claro», 1956)
Cuando llueve, y reviso mis papeles, y acabo
tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,
y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?
Cuando salgo a la calle silbando alegremente
–el pitillo en los labios, el alma disponible–
y les hablo a los niños o me voy con las nubes,
mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos
desnudos y morenos, sus ojos asombrados,
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,
salpican de alegría que así tiembla reciente,
¿no es la felicidad lo que siente?
Cuando llega un amigo, la casa está vacía,
pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,
aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,
y yo asisto al milagro –sé que todo es fiado–,
y no quiero pensar si podremos pagarlo;
y cuando sin medida bebemos y charlamos,
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,
y lo somos quizá burlando así a la muerte,
¿no es felicidad lo que trasciende?
Cuando me he despertado, permanezco tendido
con el balcón abierto. Y amanece: las aves
trinan su algarabía pagana lindamente:
y debo levantarme, pero no me levanto;
y veo, boca arriba, reflejada en el techo
la ondulación del mar y el iris de su nácar,
y sigo allí tendido, y nada importa nada,
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?
¿No es felicidad lo que amanece?
Cuando voy al mercado, miro los abridores
y, apretando los dientes, las redondas cerezas,
los higos rezumantes, las ciruelas caídas
¿Oís?, es el cañón. Mi pecho hirviendo 1
el cántico de guerra entonará, 2
y al eco ronco del cañón venciendo, 3
la lira del poeta sonará. 4
El pueblo ved que la orgullosa frente 5
levanta ya del polvo en que yacía, 6
arrogante en valor, omnipotente, 7
terror de la insolente tiranía. 8
Rumor de voces siento, 9
y al aire miro deslumbrar espadas, 10
y desplegar banderas; 11
y retumban al son las escarpadas 12
rocas del Pirineo; 13
y retiemblan los muros 14
de la opulenta Cádiz, y el deseo 15
crece en los pechos de vencer lidiando; 16
brilla en los rostros* el marcial contento, 17
y dondequiera generoso acento 18
se alza de PATRIA y LIBERTAD tronando. 19
Al grito de la patria 20
volemos, compañeros, 21
blandamos los aceros 22
que intrépida nos da. 23
A par en nuestros brazos 24
ufanos la ensalcemos 25
y al mundo proclamemos: 26
«España es libre ya». 27
¡Mirad, mirad en sangre, 28
y lágrimas teñidos 29
reír los forajidos, 30
gozar en su dolor! 31
¡Oh!, fin tan sólo ponga 32
su muerte a la contienda, 33
y cada golpe encienda 34
aún más nuestro rencor. 35
¡Oh siempre dulce patria 36
al alma generosa! 37
¡Oh siempre portentosa 38
magia de libertad! 39
Tus ínclitos pendones 40
que el español tremola, 41
un rayo tornasola 42
del iris de la paz. 43
En medio del estruendo 44
del bronce pavoroso, 45
tu grito prodigioso 46
se escucha resonar. 47
Tu grito que las almas 48
inunda de alegría, 49
tu nombre que a esa impía 50
caterva hace temblar. 51
¿Quién hay ¡oh compañeros!, 52
que al bélico redoble 53
no sienta el pecho noble 54
con júbilo latir? 55
Mirad centelleantes 56
cual nuncios ya de gloria, 57
reflejos de victoria 58
las armas despedir. 59
¡Al arma!, ¡al arma!, ¡mueran los carlistas! 60
Y al mar se lancen con bramido horrendo 61
de la infiel sangre caudalosos ríos, 62
y atónito contemple el océano 63
sus olas combatidas 64
con la traidora sangre enrojecidas. 65
Truene el cañón: el cántico de guerra, 66
pueblos ya libres, con placer alzad: 67
ved, ya desciende a la oprimida tierra, 68
los hierros a romper, la libertad. 69
Muralla del Guadarrama,
cielo azul, resplandeciente,
aire de tarde, relente,
viento que silba y que brama,
olor de jara y retama,
de tomillo y de romero;
montes de color de acero,
ceñuda tranquilidad,
reposo, serenidad,
lento anochecer severo.
Después de pasar una pandemia que afecto a toda la economía paralizando totalmente el turismo y otros muchos sectores, este gobierno no olvido a la gente y legislo para ayudar a todos. A pesar de que los ingresos del estado cayeron con una gran bajada, no hubo más remedio que endeudarse, antes son la gente y así lo interpretó este gobierno, no olvidando ni a los parados, ni a los autónomos y pequeñas empresas. Fueron decisiones muy acertadas y Europa ha alabado las políticas que se han hecho en España y siguen apostando por las mismas políticas que se han hecho aquí sobre el sector energético. Por mucho que diga el Gallego lo contrario, incluso hablando mal de España ………………………………………….!!! !!! que vergüenza !!! !!!
Después de pasar una pandemia que afecto a toda la economía paralizando totalmente el turismo y otros muchos sectores, este gobierno no olvido a la gente y legislo para ayudar a todos. A pesar de que los ingresos del estado cayeron con una gran bajada, no hubo más remedio que endeudarse, antes son la gente y así lo interpretó este gobierno, no olvidando ni a los parados, ni a los autónomos y pequeñas empresas. Fueron decisiones muy acertadas y Europa ha alabado las políticas que se han hecho en España y siguen apostando por las mismas políticas que se han hecho aquí sobre el sector energético. Por mucho que diga el Gallego lo contrario, incluso hablando mal de España ………………………………………….!!! !!! que vergüenza !!! !!!
El ejército ucraniano se equipa con gafas de visión nocturna y cámaras térmicas, una ventaja tecnológica sobre el enemigo ruso que es clave para combatir en invierno, cuando la noche dura 15 horas diarias. El ejército ruso apenas tiene capacidad para operar sin luz de día, lo que reduce de manera muy significativa su capacidad para recuperar terreno y defender las conquistas realizadas. Este vídeo muestra la situación actual del conflicto.
La ética es permanente, universal y objetiva, y nos persigue en nuestra vida cotidiana; es aquella que nos garantiza que actuemos correctamente, que podamos conocer y escoger nuestros valores, y que tengamos la libertad de adquirir criterio y juicio propio, mediante el uso de la razón
La ética es permanente, universal y objetiva, y nos persigue en nuestra vida cotidiana; es aquella que nos garantiza que actuemos correctamente, que podamos conocer y escoger nuestros valores, y que tengamos la libertad de adquirir criterio y juicio propio, mediante el uso de la razón
El respeto al otro es un principio fundamental de la ética. No está subordinado a ningún contexto cultural sino que se debe practicar ante todo tipo de persona sin discriminación de origen, raza, sexo, orientación o religión. La ética, por lo tanto, no discrimina de acuerdo al universo de usos y costumbres.
Esta expresión se usa frecuentemente para describir el modo en que una persona o grupo de personas percibe el modo de existir. Por ejemplo: “Mi filosofía de vida está en hacer el bien sin mirar a quien”. También se usa de manera ligera como equivalente “estilo de vida”.
Sin embargo, bien mirada, la filosofía podría ser una de las mejores herramientas de las que disponemos para desarrollar una vida feliz. Esto se debe a que nos ofrece un espacio de reflexión sobre la propia existencia para ser capaces de mejorar aquellas cosas que no nos gustan o que atentan contra nuestro bienestar.
Sin embargo, bien mirada, la filosofía podría ser una de las mejores herramientas de las que disponemos para desarrollar una vida feliz. Esto se debe a que nos ofrece un espacio de reflexión sobre la propia existencia para ser capaces de mejorar aquellas cosas que no nos gustan o que atentan contra nuestro bienestar.
La importancia que tiene la filosofía en la historia de la humanidad es altísima. Gracias a ella se han resuelto muchas dudas respecto al origen de nuestra especie y también se ha podido organizar la forma en la que nos relacionamos con el mundo.
Es necesario aclarar que la filosofía no se basa en dar respuestas sino en aprender a formular adecuadamente las preguntas. Los temas en los que se centra están estrechamente relacionados con el comportamiento humano y también con el lugar que ocupamos en el desarrollo de la historia del Universo.
Las personas que se dedican a la filosofía se llaman filósofos y filósofas. Algunos de los nombres que se encuentran vinculados con el saber filosófico son Aristóteles, Hiparquia de Maronea, Sócrates, Nietzsche, Pierre Hadot, Mary Wollstonecraft y Baruch Spinoza, entre muchos otros.
A mis amigos les adeudo la ternura y las palabras de aliento y el abrazo; el compartir con todos ellos la factura, que nos presenta la vida, paso a paso.
A mis amigos les adeudo la paciencia de tolerarme las espinas más agudas; los arrebatos de humor, la negligencia, las vanidades, los temores y las dudas.
A mis amigos les adeudo algún enfado que perturbara, sin querer, nuestra armonía; sabemos todos que no puede ser pecado el discutir, alguna vez, por tonterías.
A mis amigos legaré cuando me muera mi devoción en un acorde de guitarra y entre los versos olvidados de un poema, mi pobre alma incorregible de cigarra.
Amigo mío si esta copla como el viento, donde quieras escucharla te reclama, serás plural, porque lo exige el sentimiento cuando se lleva a los amigos en el alma..
A mis amigos les adeudo la ternura y las palabras de aliento y el abrazo; el compartir con todos ellos la factura, que nos presenta la vida, paso a paso.
A mis amigos les adeudo la paciencia de tolerarme las espinas más agudas; los arrebatos de humor, la negligencia, las vanidades, los temores y las dudas.
A mis amigos les adeudo algún enfado que perturbara, sin querer, nuestra armonía; sabemos todos que no puede ser pecado el discutir, alguna vez, por tonterías.
A mis amigos legaré cuando me muera mi devoción en un acorde de guitarra y entre los versos olvidados de un poema, mi pobre alma incorregible de cigarra.
Amigo mío si esta copla como el viento, donde quieras escucharla te reclama, serás plural, porque lo exige el sentimiento cuando se lleva a los amigos en el alma..
Ha muerto de frío una persona en la Cañada Real. Más de 4.000, entre ellos 1.800 niños, se congelan. Ayuso les llama delincuentes. Naturgy no devuelve la luz. Qué hay detrás: los intereses urbanísticos de las promotoras de la zona.https://t.co/oeWxdT2BI4
Hoy se ha creado en el Congreso una Subcomisión de Estudio sobre las Fake News y la Desinformación (con la posverdad) que ataquen la soberanía y la seguridad nacional. Mi apoyo total. https://t.co/gBzyF9Sg71
Mañana día de la Constitución, buen momento para recordar que durante años España celebró con fiestas un golpe de Estado y una guerra civil: el 1 de abril, “Día de la Victoria”; el 18 de julio, “Día del Alzamiento”; el 1 de octubre, “Día del Caudillo”. Liturgias de violencia.
…. Sabíamos que tributabas en España, lo que no sabíamos era que eligiera Euskadi para ahorrarse impuestos. Lo hemos resaltado varias veces, admirando su patriotismo y su altura, ahora ya no es tan alto, lo lógico era haber cotizado en sus tierra. Rafa, no, no esta bien, ya sabemos que no es ilegal, pero dista mucho de ser ético.
Es difícil consensuar una ley de educación con la derecha, porque ellos no quieren la educación pública, es muy fácil de entender porque sus objeyivos siempre es hacer negocio con la educación.
Se olvidan que los países más avanzados en tener los mejores planes son los países nórdicos que dedican grandes porcentajes del PIB a la educación, y la mayoría de los colegios son públicos, aunque también hay privados, para quien deseen educación privada.
Dentro de los bailes de salón hay una modalidad llamada Baile Deportivo. El Baile Deportivo se divide en dos modalidades: Bailes Standard (Incluye 5 bailes): Vals Vienés, Vals Inglés, Tango, Slow Fox y Quickstep. Bailes Latinos (Incluye 5 bailes): Samba, Rumba-Bolero, Cha-Cha-Cha, Jive y Pasodoble.
A mis amigos les adeudo la ternura y las palabras de aliento y el abrazo; el compartir con todos ellos la factura, que nos presenta la vida, paso a paso.
A mis amigos les adeudo la paciencia de tolerarme las espinas más agudas; los arrebatos de humor, la negligencia, las vanidades, los temores y las dudas.
A mis amigos les adeudo algún enfado que perturbara, sin querer, nuestra armonía; sabemos todos que no puede ser pecado el discutir, alguna vez, por tonterías.
A mis amigos legaré cuando me muera mi devoción en un acorde de guitarra y entre los versos olvidados de un poema, mi pobre alma incorregible de cigarra.
Amigo mío si esta copla como el viento, donde quieras escucharla te reclama, serás plural, porque lo exige el sentimiento cuando se lleva a los amigos en el alma..
ALBERTO CORTEZ
MOMENTOS FELICES
(De «De claro en claro», 1956)
Cuando llueve, y reviso mis papeles, y acabo tirando todo al fuego: poemas incompletos, pagarés no pagados, cartas de amigos muertos, fotografías, besos guardados en un libro, renuncio al peso muerto de mi terco pasado, soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,
y así atizo las llamas, y salto la fogata, y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento, ¿no es la felicidad lo que me exalta?
Cuando salgo a la calle silbando alegremente –el pitillo en los labios, el alma disponible– y les hablo a los niños o me voy con las nubes, mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando, las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos desnudos y morenos, sus ojos asombrados, y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando, salpican de alegría que así tiembla reciente, ¿no es la felicidad lo que siente?
Cuando llega un amigo, la casa está vacía, pero mi amada saca jamón, anchoas, queso, aceitunas, percebes, dos botellas de blanco, y yo asisto al milagro –sé que todo es fiado–, y no quiero pensar si podremos pagarlo; y cuando sin medida bebemos y charlamos, y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos, y lo somos quizá burlando así a la muerte, ¿no es felicidad lo que trasciende?
Cuando me he despertado, permanezco tendido con el balcón abierto. Y amanece: las aves trinan su algarabía pagana lindamente: y debo levantarme, pero no me levanto; y veo, boca arriba, reflejada en el techo la ondulación del mar y el iris de su nácar, y sigo allí tendido, y nada importa nada, ¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo? ¿No es felicidad lo que amanece?
Cuando voy al mercado, miro los abridores y, apretando los dientes, las redondas cerezas, los higos rezumantes, las ciruelas caídas del árbol de la vida, con pecado sin duda pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio, regateo, consigo por fin una rebaja, mas terminado el juego, pago el doble y es poco, y abre la vendedora sus ojos asombrados, ¿no es la felicidad lo que allí brota?
Cuando puedo decir: el día ha terminado. Y con el día digo su trajín, su comercio, la busca del dinero, la lucha de los muertos. Y cuando así cansado, manchado, llego a casa, me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos, y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi, y la música reina, vuelvo a sentirme limpio, sencillamente limpio y, pese a todo, indemne, ¿no es la felicidad lo que me envuelve?
Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones, me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice: «Estaba justamente pensando en ir a verte.» Y hablamos largamente, no de mis sinsabores, pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme, sino de cómo van las cosas en Jordania, de un libro de Neruda, de su sastre, del viento, y al marcharme me siento consolado y tranquilo, ¿no es la felicidad lo que me vence?
Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo; pasar por un camino que huele a madreselvas; beber con un amigo; charlar o bien callarse; sentir que el sentimiento de los otros es nuestro; mirarse en unos ojos que nos miran sin mancha, ¿no es esto ser feliz pese a la muerte? Vencido y traicionado, ver casi con cinismo que no pueden quitarme nada más y que aún vivo, ¿no es la felicidad que no se vende?
LOS HUERFANITOS
Murió una madre, dejando tristes Dos huerfanitos, hijos del alma, Que en sus plegarias, todas las noches ¡Madre querida! ¡Madre! Exclamaban
Tú te llevaste nuestra alegría, nuestro embeleso, nuestra esperanza ¿ Qué hay en la tierra para nosotros Sin tus sonrisas y tus miradas ?
Todo está oscuro, todo en silencio, Madre querida, madre adorada Tú te llevaste nuestras venturas, Para dejarnos luto y desgracias
Si de los cielos donde resides, Ves a tus hijos con penas tantas, ¡Ay madre!… envía pronto un consuelo Con que se enjuguen ya nuestras lágrimas
Así decían, tristes, los niños Que antes nadaron en la abundancia Y hoy, harapientos, con hambre y frio Sobre un escaño se acoquinaban
Y a los silbidos que daba el viento Y los golpazos de las ventanas Llenos de miedo, tristes, medrosos -¡Madre querida! ¡Madre! Exclamaban.
Ya fatigado, dijo el pequeño ¿Cómo podemos ir a buscarla, Cuando ignoramos hasta el sepulcro Tan hondo y frio do está enterrada?
¿Quieres que a casa ya nos volvamos? ¿Ves del camino cuanto nos falta? Pero a buscarla más decidido Dijo el primero con arrogancia
Sobre mis hombros muy satisfecho Te llevaría si es que te cansas Pero la tumba de nuestra madre ¿Cómo sus hijos no han de encontrarla?
Por fin llegaron y de rodillas Sobre una losa, ríos de lágrimas Tristes vertían, cuando observaron Que una tormenta se preparaba,
Cubrieron tristes con sus ropitas aquella losa, por que las aguas no penetraran hasta su madre y se volvieron llorando a casa.
A Federico García Lorca
Se le vio, caminando entre fusiles, por una calle larga, salir al campo frío, aún con estrellas de la madrugada. Mataron a Federico cuando la luz asomaba. El pelotón de verdugos no osó mirarle la cara. Todos cerraron los ojos; rezaron: ¡ni Dios te salva! Muerto cayó Federico —sangre en la frente y plomo en las entrañas— … Que fue en Granada el crimen sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.
EL BRINDIS DEL BOHEMIO
En torno de una mesa de cantina,
una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.
Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.
El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al resolverse en nada,
la vida de los sueños.
Pero en todos los labios había risas,
inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.
Era curioso ver aquel conjunto,
aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que, melosa y delicada,
la música de un verso.
A cada nueva libación, las penas
hallábanse más lejos del grupo,
y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros,
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.
Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo bohemio
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrillos y versos,
la agonía de un año que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica,
del �Feliz Año Nuevo�…
Una voz varonil dijo de pronto:
�Las doce, compañeros;
Digamos el �requiéscat� por el año
que ha pasado a formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!
Porque nos traiga ensueños;
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos…
�Brindo, dijo otra voz, por la esperanza
que a la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga,
que las penas mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.
Brindo porque ya hubiese a mi existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza;
si en mi cielo de tul limpio y divino
no alumbrara mi sino
una pálida estrella: Mi esperanza.
�¡Bravo! Dijeron todos, inspirado
esta noche has estado
y hablaste bueno, breve y sustancioso.
El turno es de Raúl; alce su copa
Y brinde por… Europa,
Ya que su extranjerismo es delicioso…
�Bebo y brindo, clamó el interpelado;
brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría,
y en el que hubo mujeres seductoras
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía…
Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura
mi corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de ternuras,
de dichas, de deliquios, de desvelos.
�Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente
brote un torrente
de inspiración divina y seductora,
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira,
que sonríe, que canta y que enamora.
Brindo porque mis versos cual saetas
Lleguen hasta las grietas
Formadas de metal y de granito
Del corazón de la mujer ingrata
Que a desdenes me mata…
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!
Porque a su corazón llegue mi canto,
porque enjuguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos;
porque con creces mi pasión me pague…
¡vamos!, porque me embriague
con el divino néctar de sus besos.
Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones y reír y todo.
Se brindó por la Patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.
Sólo faltaba un brindis, el de Arturo.
El del bohemio puro,
De noble corazón y gran cabeza;
Aquél que sin ambages declaraba
Que solo ambicionaba
Robarle inspiración a la tristeza.
Por todos estrechado, alzó la copa
Frente a la alegre tropa
Desbordante de risas y de contento;
Los inundó en la luz de una mirada,
Sacudió su melena alborotada
Y dijo así, con inspirado acento:
�Brindo por la mujer, mas no por ésa
en la que halláis consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer ¡desventurados!;
no por esa que os brinda sus hechizos
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.
Yo no brindo por ella, compañeros,
siento por esta vez no complaceros.
Brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos:
por la mujer que me arrulló en la cuna.
Por la mujer que me enseño de niño
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero;
por la mujer que me arrulló en sus brazos
y que me dio en pedazos,
uno por uno, el corazón entero.
¡Por mi Madre! Bohemios, por la anciana
que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña tal vez, que mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.
Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dio vida,
y ternura y cariño;
por la que fue la luz del alma mía,
y lloró de alegría,
sintiendo mi cabeza en su corpiño.
Por esa brindo yo, dejad que llore,
que en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejad que brinde por mi madre ausente,
por la que llora y siente
que mi ausencia es un fuego que calcina.
Por la anciana infeliz que sufre y llora
y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
por mi Madre, bohemios, que es dulzura
vertida en mi amargura
y en esta noche de mi vida, estrella…
El bohemio calló; ningún acento
profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura,
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.
Quién
¿Quién me dio este país y este momento transitorio de un siglo a la deriva? ¿Quién me puso en la frente pensativa esta alegría y este sufrimiento?
¿Quién dejó entre mis labios este acento de dolor? ¿Quién me tiene en alma viva? ¿Quién decretó a la dicha fugitiva? ¿Quién al dolor -¿por qué?- lo hizo tan lento?
El alma hacia los cielos se dirige, velocísimamente enamorada, descarnada del cuerpo que la rige.
Pero el amor, de pronto, da la vuelta, y el alma da en el pecho alicortada. yo no sé quién me tiene y quién me suelta.
DAMASO ALONSO
INSOMNIO
Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro, y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma, por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid, por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre? ¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?
¡Qué lástima que yo no pueda cantar a la usanza de este tiempo lo mismo que los poetas que hoy cantan! ¡Qué lástima que yo no pueda entonar con una voz engolada esas brillantes romanzas a las glorias de la patria! ¡Qué lástima que yo no tenga una patria! Sé que la historia es la misma, la misma siempre, que pasa desde una tierra a otra tierra, desde una raza a otra raza, como pasan esas tormentas de estío desde esta a aquella comarca. ¡Qué lástima que yo no tenga comarca, patria chica, tierra provinciana! Debí nacer en la entraña de la estepa castellana y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada; pasé los días azules de mi infancia en Salamanca, y mi juventud, una juventud sombría, en la Montaña. Después… ya no he vuelto a echar el ancla, y ninguna de estas tierras me levanta ni me exalta para poder cantar siempre en la misma tonada al mismo río que pasa rodando las mismas aguas, al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa. ¡Qué lástima que yo no tenga una casa! Una casa solariega y blasonada, una casa en que guardara, a más de otras cosas raras, un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada (que me contaran viejas historias domésticas como a Francis Jammes y a Ayala) y el retrato de un mi abuelo que ganara una batalla. ¡Qué lástima que yo no tenga un abuelo que ganara una batalla, retratado con una mano cruzada en el pecho, y la otra en el puño de la espada! Y, ¡qué lástima que yo no tenga siquiera una espada! Porque…, ¿Qué voy a cantar si no tengo ni una patria, ni una tierra provinciana, ni una casa solariega y blasonada, ni el retrato de un mi abuelo que ganara una batalla, ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada? ¡Qué voy a cantar si soy un paria que apenas tiene una capa!
Sin embargo… en esta tierra de España y en un pueblo de la Alcarria hay una casa en la que estoy de posada y donde tengo, prestadas, una mesa de pino y una silla de paja. Un libro tengo también. Y todo mi ajuar se halla en una sala muy amplia y muy blanca que está en la parte más baja y más fresca de la casa. Tiene una luz muy clara esta sala tan amplia y tan blanca… Una luz muy clara que entra por una ventana que da a una calle muy ancha. Y a la luz de esta ventana vengo todas las mañanas. Aquí me siento sobre mi silla de paja y venzo las horas largas leyendo en mi libro y viendo cómo pasa la gente a través de la ventana. Cosas de poca importancia parecen un libro y el cristal de una ventana en un pueblo de la Alcarria, y, sin embargo, le basta para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma. Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa cuando pasan ese pastor que va detrás de las cabras con una enorme cayada, esa mujer agobiada con una carga de leña en la espalda, esos mendigos que vienen arrastrando sus miserias, de Pastrana, y esa niña que va a la escuela de tan mala gana. ¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana siempre y se queda a los cristales pegada como si fuera una estampa. ¡Qué gracia tiene su cara en el cristal aplastada con la barbilla sumida y la naricilla chata! Yo me río mucho mirándola y la digo que es una niña muy guapa… Ella entonces me llama ¡tonto!, y se marcha. ¡Pobre niña! Ya no pasa por esta calle tan ancha caminando hacia la escuela de muy mala gana, ni se para en mi ventana, ni se queda a los cristales pegada como si fuera una estampa. Que un día se puso mala, muy mala, y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.
Y en una tarde muy clara, por esta calle tan ancha, al través de la ventana, vi cómo se la llevaban en una caja muy blanca… En una caja muy blanca que tenía un cristalito en la tapa. Por aquel cristal se la veía la cara lo mismo que cuando estaba pegadita al cristal de mi ventana… Al cristal de esta ventana que ahora me recuerda siempre el cristalito de aquella caja tan blanca. Todo el ritmo de la vida pasa por el cristal de mi ventana… ¡Y la muerte también pasa!
¡Qué lástima que no pudiendo cantar otras hazañas, porque no tengo una patria, ni una tierra provinciana, ni una casa solariega y blasonada, ni el retrato de un mi abuelo que ganara una batalla, ni un sillón de viejo cuero, ni una mesa, ni una espada, y soy un paria que apenas tiene una capa… venga, forzado, a cantar cosas de poca importancia!
CARLOS BOUSOÑO
Alma solitaria
Aleteante, temblorosa y blanca, te veo subir con retenido esfuerzo. Hoy llega el sol donde hasta ayer la luna. Llega la luna donde ayer el cierzo.
Al fin la vida con la luz se aclara. Al fin la muerte con la luz ya se muerto. ¡Cantan las cumbres y los valles! ¡Cantan los siempre vivos a los nunca muertos!
Mira los aires, alma solitaria, alma triste que sola vas gimiendo. Asciende, sube. Amor te espera. La cima es alta. Escaso, el aparejo.
Cara con cara junto a Dios, escuchas vibrar los aires y vivir los sueños. Vida con vida, luz con luz amada, y cielo, humano, en el amor, con Cielo.
Bajar la luz de amor, la luz de vida lenta en los aires minuciosos siento. Fundida luz de Dios con luz del alma. Qué claridad de pronto. Qué silencio.
Canción para un poeta viejo
A Vicente Aleixandre
Muy cerca de la vida. Así tu hablar. Llegaste a viejo cual se llega al mar. Azotado del viento y de los años fuiste la vida, no sus desengaños. Tu voz sonaba a viento y caracolas, viejo de luz, hermano de las olas, Conocimiento fue tu reposar. Llegaste a viejo cual se llega al mar. Llegaste a viejo cual se llega a ser la luz delgada del amanecer. La luz delgada del saber callar, del saber conocer y callar. Del saber esperar, callar, seguir hasta las olas del saber vivir. Hasta las olas del saber amar profundamente y como es quieto el mar. Y como es quieto el mar se pone en pie la insurrección del nunca moriré. Y así tu ser, escrito en agua y sal y en viento fue, y en todo lo inmortal.
Corazón partidario
Mi corazón, lo sabes, no está con el que triunfa o que lo espera, con el juramento mercader que acecha el buen provecho, se agazapa, salta sobre la utilidad, que es su querida,
busca ganancia en el abrazo, obtiene renta de las mariposas y pone rédito a la luz, cobra recibo por los amaneceres milagrosos, por cambiante gracia del color de una invisible rosa apresurada, dulce y apresurada como si fuese un hombre o una llama o una felicidad humana: sí.
Mi corazón no está con el hombre que sabe de la verdad todo lo necesario para olvidar el resto de ella, satisfecho del viento, poderoso del humo, canciller de la niebla, rey acaso, pero nunca de sí.
Dime que era verdad aquel sendero
Dime que era verdad aquel sendero que se perdía entre la paz de un prado; aquel otero puro que he mirado yo tantas veces con candor primero.
Dime que era verdad aquel lucero que se incendia casi a nuestro lado. Di que es verdad que vale un mundo amado y un cuerpo roto en un vivir sincero.
Di que es verdad que vale haber sufrido y haber estado entre la mar sombría; que vale haber luchado, haber perdido.
Haber vencido a la melancolía, haber estado en el dolor, dormido, sin despertar, cuando llegaba el día.
LEON FELIPE
¡Qué lástima que yo no pueda cantar a la usanza de este tiempo lo mismo que los poetas que hoy cantan! ¡Qué lástima que yo no pueda entonar con una voz engolada esas brillantes romanzas a las glorias de la patria! ¡Qué lástima que yo no tenga una patria! Sé que la historia es la misma, la misma siempre, que pasa desde una tierra a otra tierra, desde una raza a otra raza, como pasan esas tormentas de estío desde esta a aquella comarca. ¡Qué lástima que yo no tenga comarca, patria chica, tierra provinciana! Debí nacer en la entraña de la estepa castellana y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada; pasé los días azules de mi infancia en Salamanca, y mi juventud, una juventud sombría, en la Montaña. Después… ya no he vuelto a echar el ancla, y ninguna de estas tierras me levanta ni me exalta para poder cantar siempre en la misma tonada al mismo río que pasa rodando las mismas aguas, al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa. ¡Qué lástima que yo no tenga una casa! Una casa solariega y blasonada, una casa en que guardara, a más de otras cosas raras, un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada (que me contaran viejas historias domésticas como a Francis Jammes y a Ayala) y el retrato de un mi abuelo que ganara una batalla. ¡Qué lástima que yo no tenga un abuelo que ganara una batalla, retratado con una mano cruzada en el pecho, y la otra en el puño de la espada! Y, ¡qué lástima que yo no tenga siquiera una espada! Porque…, ¿Qué voy a cantar si no tengo ni una patria, ni una tierra provinciana, ni una casa solariega y blasonada, ni el retrato de un mi abuelo que ganara una batalla, ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada? ¡Qué voy a cantar si soy un paria que apenas tiene una capa!
Sin embargo… en esta tierra de España y en un pueblo de la Alcarria hay una casa en la que estoy de posada y donde tengo, prestadas, una mesa de pino y una silla de paja. Un libro tengo también. Y todo mi ajuar se halla en una sala muy amplia y muy blanca que está en la parte más baja y más fresca de la casa. Tiene una luz muy clara esta sala tan amplia y tan blanca… Una luz muy clara que entra por una ventana que da a una calle muy ancha. Y a la luz de esta ventana vengo todas las mañanas. Aquí me siento sobre mi silla de paja y venzo las horas largas leyendo en mi libro y viendo cómo pasa la gente a través de la ventana. Cosas de poca importancia parecen un libro y el cristal de una ventana en un pueblo de la Alcarria, y, sin embargo, le basta para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma. Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa cuando pasan ese pastor que va detrás de las cabras con una enorme cayada, esa mujer agobiada con una carga de leña en la espalda, esos mendigos que vienen arrastrando sus miserias, de Pastrana, y esa niña que va a la escuela de tan mala gana. ¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana siempre y se queda a los cristales pegada como si fuera una estampa. ¡Qué gracia tiene su cara en el cristal aplastada con la barbilla sumida y la naricilla chata! Yo me río mucho mirándola y la digo que es una niña muy guapa… Ella entonces me llama ¡tonto!, y se marcha. ¡Pobre niña! Ya no pasa por esta calle tan ancha caminando hacia la escuela de muy mala gana, ni se para en mi ventana, ni se queda a los cristales pegada como si fuera una estampa. Que un día se puso mala, muy mala, y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.
Y en una tarde muy clara, por esta calle tan ancha, al través de la ventana, vi cómo se la llevaban en una caja muy blanca… En una caja muy blanca que tenía un cristalito en la tapa. Por aquel cristal se la veía la cara lo mismo que cuando estaba pegadita al cristal de mi ventana… Al cristal de esta ventana que ahora me recuerda siempre el cristalito de aquella caja tan blanca. Todo el ritmo de la vida pasa por el cristal de mi ventana… ¡Y la muerte también pasa!
¡Qué lástima que no pudiendo cantar otras hazañas, porque no tengo una patria, ni una tierra provinciana, ni una casa solariega y blasonada, ni el retrato de un mi abuelo que ganara una batalla, ni un sillón de viejo cuero, ni una mesa, ni una espada, y soy un paria que apenas tiene una capa… venga, forzado, a cantar cosas de poca importancia!
MIGUEL HERNANDEZ
Sentado sobre los muertos
Sentado sobre los muertos
que se han callado en dos meses,
beso zapatos vacíos
y empuño rabiosamente
la mano del corazón
y el alma que lo mantiene.
Que mi voz suba a los montes
y baje a la tierra y truene,
eso pide mi garganta
desde ahora y desde siempre.
MIGUEL HERNANDEZ
Llamo a la juventud
Sangre que no se desborda,
juventud que no se atreve,
ni es sangre, ni es juventud,
ni relucen, ni florecen.
Cuerpos que nacen vencidos,
vencidos y grises mueren:
vienen con la edad de un siglo,
y son viejos cuando vienen.
LA VERDADERA IMAGEN DE CRISTO
GABIELA MISTRAL
¿De qué quiere usted la imagen? – Preguntó el imaginero- Tenemos santos de pino, Hay imágenes de yeso. Mire este Cristo yacente, madera de puro cedro. Depende de quién la encarga: una familia o un templo. O si el único objetivo es ponerla en un museo. – Déjeme, pues ,que le explique Lo que de verdad deseo: Yo necesito una imagen Del Jesús el galileo que refleje su fracaso intentando un mundo nuevo, que conmueva las conciencias y cambie los pensamientos.
Yo no la quiero encerrada en iglesias ni conventos, ni en casa de una familia para presidir sus rezos.
No es para llevarla en andas cargada por costaleros. Yo quiero una imagen viva De un Jesús, hombre, sufriendo que ilumine a quien la mire el corazón y el cerebro, que den ganas de bajarlo de su cruz y del tormento, y quien contemple esa imagen no quede mirando un muerto ni que con ojos de artista solo contemple un objeto ante el que exclame admirado: “¡qué torturado más bello!” ……………………………….. -Perdóneme si le digo – responde el imaginero – Que aquí no hallará seguro la imagen del Nazareno. Vaya a buscarla en las calles entre las gentes sin techo, en hospicios y hospitales donde haya gente muriendo. En los centros de acogida En que abandonan a viejos, en el pueblo marginado entre los niños hambrientos, en mujeres maltratadas en personas sin empleo.
Pero la imagen de Cristo no la busque en los museos, no la busque en las estatuas en los altares y templos, ni siga en las procesiones los pasos del nazareno. No la busque de madera, de bronce, de piedra o yeso. Mejor…¡busque entre los pobres su imagen de carne y hueso!✝✝✝
FE
Fe,no me abandones ahora que en la vida pintan dudas Ahora que han dejado las maduras espacio a las más duras sinrazones.
Fe,no me abandones como al palo mayor en la tormenta amárrate a mi alma que te sienta a salvo de naufragios y tifones.
Fe,fe, Fe te necesito como el agua es necesaria en el desierto como escencial es enterrar a nuestros muertos como saber que es infinito el infinito.
Fe: Te quiero fuerte, la más inexpugnable ciudadela invicta ante el dolor y sus secuelas blindada a los embates de la suerte.
Fe,si estás conmigo me atrevo a conquistar el universo ponerme las estrellas como abrigo mirar con buen humor lo más adverso.
Fe,Fe, Fe… no te derrumbes no prermitas que descienda a los abismos señálame el camino de las cumbres que allí quiero vivir conmigo mismo.
Consejo mortal
Levanta tu edificio. Planta un árbol. Combate si eres joven. Y haz el amor, ¡ah,…. siempre! Mas no olvides al fin construir con tus triunfos lo que más necesitas: Una tumba, un refugio.
&&&&
Gabriel Celaya
La vida que murmura. La vida abierta. La vida sonriente y siempre inquieta. La vida que huye volviendo la cabeza, tentadora o quizá, sólo niña traviesa. La vida sin más. La vida ciega que quiere ser vivida sin mayores consecuencias, sin hacer aspavientos, sin históricas histerias, sin dolores trascendentes ni alegrías triunfales, ligera, sólo ligera, sencillamente bella o lo que así solemos llamar en la tierra.
Carta urgente a la juventud del mundo
Marcos Ana
Si la juventud quisiera mi pena se acabaría, y mis cadenas.
(Decid ¡basta! Haced la prueba.)
Vuestros brazos son un bosque que llena toda la tierra; si enarboláis vuestras manos el cielo cubrís con ellas. ¿Qué tiranos, qué cerrojos, qué murallones, qué puertas no vencieran vuestras voces en un alud de protesta?
(Todos los tiranos tienen sus pedestales de arena, de sangre rota, y de barro babilónico sus piernas.)
Pronunciad una palabra, decid una sola letra, moved tan solo los labios a la vez y la marea juvenil atronaría como un mar cuando se encrespa.
Pero, ¿quién soy yo, qué barco de dolor, qué espuma vieja, qué aire sin luz en el viento acerco a vuestras riberas?
Como campanario de oro vuestros corazones sueñan. La juventud es la hora del amor, su primavera. ¿Por qué mover vuestras ramas alegres con mi tristeza? ¿No es mejor que yo me coma mi pan solo en las tinieblas; que mis pies cuenten las losas veinte años más, mientras sueñan mis alas entre las nubes de un cielo roto en mis rejas?
Pero la vida -mi vida- me está clamando en las venas; abrasa loca las palmas de mis manos; lanzaderas clava y desclava en mi frente y el pensamiento me quema.
Ved nuestros tonos. Ya somos como terribles cortezas; claustrales rostros, salobres ojos que buscan a tientas -sedientos de luz y sol- una grieta entre las piedras.
No sabéis lo que es vivir muriéndose a vida llena; grises, sobre grises patios, sin más luz que una bandera de amor…
Ni lo sepáis nunca… Más si queréis que esta lepra jamás os alcance el pecho, no dejéis «mi muerte» quieta. No dejadme, no dejadnos con nuestras sienes abiertas y en un cerrojo sangrante crucificada la lengua.
Levad vuestros pechos. ¡Pronto! ( Es bueno que esta gangrena os revuelva las entrañas.)
MARCOS ANA
¡Echad abajo mi celda! Abrid mi ataúd; que el mundo en pie de asombro nos vea indomables, pero heridos, sepultos bajo la tierra. ¡Que no queden en silencio mis cadenas!
Carta urgente a la juventud del mundo
Si la juventud quisiera mi pena se acabaría, y mis cadenas.
(Decid ¡basta! Haced la prueba.)
Vuestros brazos son un bosque que llena toda la tierra; si enarboláis vuestras manos el cielo cubrís con ellas. ¿Qué tiranos, qué cerrojos, qué murallones, qué puertas no vencieran vuestras voces en un alud de protesta?
(Todos los tiranos tienen sus pedestales de arena, de sangre rota, y de barro babilónico sus piernas.)
Pronunciad una palabra, decid una sola letra, moved tan solo los labios a la vez y la marea juvenil atronaría como un mar cuando se encrespa.
Pero, ¿quién soy yo, qué barco de dolor, qué espuma vieja, qué aire sin luz en el viento acerco a vuestras riberas?
Como campanario de oro vuestros corazones sueñan. La juventud es la hora del amor, su primavera. ¿Por qué mover vuestras ramas alegres con mi tristeza? ¿No es mejor que yo me coma mi pan solo en las tinieblas; que mis pies cuenten las losas veinte años más, mientras sueñan mis alas entre las nubes de un cielo roto en mis rejas?
Pero la vida -mi vida- me está clamando en las venas; abrasa loca las palmas de mis manos; lanzaderas clava y desclava en mi frente y el pensamiento me quema.
Ved nuestros tonos. Ya somos como terribles cortezas; claustrales rostros, salobres ojos que buscan a tientas -sedientos de luz y sol- una grieta entre las piedras.
No sabéis lo que es vivir muriéndose a vida llena; grises, sobre grises patios, sin más luz que una bandera de amor…
Ni lo sepáis nunca… Más si queréis que esta lepra jamás os alcance el pecho, no dejéis «mi muerte» quieta. No dejadme, no dejadnos con nuestras sienes abiertas y en un cerrojo sangrante crucificada la lengua.
Levad vuestros pechos. ¡Pronto! ( Es bueno que esta gangrena os revuelva las entrañas.)
MARCOS ANA
¡Echad abajo mi celda! Abrid mi ataúd; que el mundo en pie de asombro nos vea indomables, pero heridos, sepultos bajo la tierra. ¡Que no queden en silencio mis cadenas!
Antonio Machado
Como se fue el maestro, la luz de esta mañana me dijo: Van tres días que mi hermano Francisco no trabaja. ¿Murió?… Sólo sabemos que se nos fue por una senda clara, diciéndonos: Hacedme un duelo de labores y esperanzas. Sed buenos y no más, sed lo que he sido entre vosotros: alma. Vivid, la vida sigue, los muertos mueren y las sombras pasan; lleva quien deja y vive el que ha vivido. ¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!
Y hacia otra luz más pura partió el hermanó de la luz del alba, del sol de los talleres, el viejo alegre de la vida santa. … ¡Oh, sí!, llevad, amigos, su cuerpo a la montaña, a los azules montes del ancho Guadarrama. Allí hay barrancos hondos de pinos verdes donde el viento canta. Su corazón repose bajo una encina casta, en tierra de tomillos, donde juegan mariposas doradas…
Allí el maestro un día soñaba un nuevo florecer de España.
Baeza, 21 de febrero de 1915
Oda a la pobreza – Poemas de Pablo Neruda
Cuando nací, pobreza, me seguiste, me mirabas a través de las tablas podridas por el profundo invierno. De pronto eran tus ojos los que miraban desde los agujeros. Las goteras, de noche, repetían tu nombre y tu apellido o a veces el salto quebrado, el traje roto, los zapatos abiertos, me advertían. Allí estabas acechándome tus dientes de carcoma, tus ojos de pantano, tu lengua gris que corta la ropa, la madera, los huesos y la sangre, allí estabas buscándome, siguiéndome, desde mi nacimiento por las calles.
Cuando alquilé una pieza pequeña, en los suburbios, sentada en una silla me esperabas, o al descorrer las sábanas en un hotel oscuro, adolescente, no encontré la fragancia de la rosa desnuda, sino el silbido frío de tu boca. Pobreza, me seguiste por los cuarteles y los hospitales, por la paz y la guerra. Cuando enfermé tocaron a la puerta: no era el doctor, entraba otra vez la pobreza. Te vi sacar mis muebles a la calle: los hombres los dejaban caer como pedradas. Tú, con amor horrible, de un montón de abandono en medio de la calle y de la lluvia ibas haciendo un trono desdentado y mirando a los pobres recogías mi último plato haciéndolo diadema. Ahora, pobreza, yo te sigo. Como fuiste implacable, soy implacable. Junto a cada pobre me encontrarás cantando, bajo cada sábana de hospital imposible encontrarás mi canto. Te sigo, pobreza, te vigilo, te acerco, te disparo, te aislo, te cerceno las uñas, te rompo los dientes que te quedan. Estoy en todas partes: en el océano con los pescadores, en la mina los hombres al limpiarse la frente, secarse el sudor negro, encuentran mis poemas. Yo salgo cada día con la obrera textil. Tengo las manos blancas de dar pan en las panaderías. Donde vayas, pobreza, mi canto está cantando, mi vida está viviendo, mi sangre está luchando. Derrotaré tus pálidas banderas en donde se levanten. Otros poetas antaño te llamaron santa, veneraron tu capa, se alimentaron de humo y desaparecieron. Yo te desafío, con duros versos te golpeo el rostro, te embarco y te destierro. Yo con otros, con otros, muchos otros, te vamos expulsando de la tierra a la luna para que allí te quedes fría y encarcelada mirando con un ojo el pan y los racimos que cubrirá la tierra de mañana.
Raimo, la pobreza sigue ahí persiguiendonos, sigue siendo implacable, en muchas casas se perpetua, está en los barrios, en el piso tercero, y en el número 5 de tu calle, en las chavolas y bajo los puentes, está ahí al lado, la tienes de vecina, también la tienes en los campos de refugiados, Pablo Neruda se fue, pero la pobreza, no se fue Raimo.
Llegó la libertad para el compañero de celda…
Para Fernando Molano
No tengas pena…
No me digas nada…
Si no puedes hablar de contento
Desde que te han dicho que vas para casa
¿Para qué me miras?
¿Para qué me hablas?
Si no aciertas a decir seguidas
Ni cuatro palabras
Casi me dan risa
Tu risa y tu cara
¡Me pareces tan raro, tan serio
Con esa corbata!
Si ya no te acuerdas de hacer la lazada:
Así…media vuelta…
Y tira hacia abajo, que quede apretada
Quítate el piojo
Que te sube por esa solapa
¡Condenados! Ya ves, todo nuevo
Y parece como si brotaran
De los mismos poros…;
¡Claro que un piojillo no tiene importancia!
Échate la gorra hacia atrás
Que se te vea la cara
¡La cara de gloria con ojos de fiesta
Del preso que marcha!
Deja que te mire…
¡No me digas nada!
A ver si es que puedo llevarte al rastrillo
Sin soltar las lágrimas
A ver si soy hombre y te doy la mano
Sin volver la cara…
Si ves a mis hijos…
-aquel pequeñito que siempre sentaba
Sobre mis rodillas, por hacerle fiestas
Al llegar a casa…
Y aquel ángel rubio que no se dormía
Por las noches, si no le besaba-
Diles que me quieran
Que ya pronto, muy pronto, es la marcha
…Pero no, que podría dolerles
Si supieran mi angustia y mis ansias
Y no quiero que lloren
Ni quiero que tengan pena por mi causa
Si ves a mis hijos
no les digas nada
Tírales un beso
Que es la mejor frase que recita el alma
Saluda a mi esposa
Saluda a mi madre…
A mis bien amadas
Y diles que bebo su ausencia
En la bella copa de azules mañanas
Dame ya la mano
Y vete a la vida que tu vuelta aguarda
No me tengas pena
No me digas nada
Que esa misma cancela que hoy se abre para darte paso
Se abrirá mañana
Y entraremos de nuevo en la vida
Los que ahora quedamos soñando esperanza
¡Adiós… y no vuelvas…!
¡Sécate esa lágrima!
Te canta Anhinojo Folk
¡¡ Que te han hecho Tajo!!,
Que te has vuelto viejo……
No solo se volvió viejo y manso
Cambió toda su topografía
Se engordó, engulléndolo todo
Molinos, castillos y algodonales
Puentes viejos y estaciones.
Eras altivo y poderoso
A veces manso, otras ruidoso
Enfurecido eras indomable
Pero el hombre doblegarte pudo
Detenerte, y más abajo domarte
Te engordaste subiendo monte arriba
Y te emborrachaste de caudal
y dejaste de ser río serio y bravo
Para transformaste en pantano
Según los lugareños cercanos
En lugar de llamarte embalse.
Y te calmastes sin nervios, sin corrientes
Te echamos mucho de menos,
Te queremos como eras antes
Entre el río de antes y el embalse de ahora
Me quedo con el río viejo,
Con sus aguas claras y sus reflejos y
Con la luna rielando en su espejo.
Sucumbieron los molinos
Desaparecieron los puentes
Y te tragaste el castillo
Y la estación de la Renfe.
Ya se perdió tu atractivo
Ya se perdió para siempre.
LOS HUERFANITOS
Murió una madre, dejando tristes Dos huerfanitos, hijos del alma, Que en sus plegarias, todas las noches ¡Madre querida! ¡Madre! Exclamaban
Tú te llevaste nuestra alegría, nuestro embeleso, nuestra esperanza ¿ Qué hay en la tierra para nosotros Sin tus sonrisas y tus miradas ?
Todo está oscuro, todo en silencio, Madre querida, madre adorada Tú te llevaste nuestras venturas, Para dejarnos luto y desgracias
Si de los cielos donde resides, Ves a tus hijos con penas tantas, ¡Ay madre!… envía pronto un consuelo Con que se enjuguen ya nuestras lágrimas
Así decían, tristes, los niños Que antes nadaron en la abundancia Y hoy, harapientos, con hambre y frio Sobre un escaño se acoquinaban
Y a los silbidos que daba el viento Y los golpazos de las ventanas Llenos de miedo, tristes, medrosos -¡Madre querida! ¡Madre! Exclamaban.
Ya fatigado, dijo el pequeño ¿Cómo podemos ir a buscarla, Cuando ignoramos hasta el sepulcro Tan hondo y frio do está enterrada?
¿Quieres que a casa ya nos volvamos? ¿Ves del camino cuanto nos falta? Pero a buscarla más decidido Dijo el primero con arrogancia
Sobre mis hombros muy satisfecho Te llevaría si es que te cansas Pero la tumba de nuestra madre ¿Cómo sus hijos no han de encontrarla?
Por fin llegaron y de rodillas Sobre una losa, ríos de lágrimas Tristes vertían, cuando observaron Que una tormenta se preparaba,
Cubrieron tristes con sus ropitas aquella losa, por que las aguas no penetraran hasta su madre y se volvieron llorando a casa.
ESTA POESÍA ME TRAE RECUERDOS
ERA MI MAESTRO
Lo siento Don Joaquín, lo siento.
Quisiera que fuera otro momento Y pudiera rectificar tantos errores Para decirle quedo, “Cuanto lo siento” Y decirle “gracias” por su comportamiento.
Hoy lo digo aquí públicamente Cuanto de Injusto había en nuestras mentes Vivió sus soledades con dolor eternamente Huérfano de amigos y de parientes.
Convivíamos niños de seis a 14 Éramos complicados vocingleros, Traviesos y crueles por momentos Marcándonos para siempre aquellos hechos.
Quiero reivindicar desde estas líneas Las críticas para usted de aquellos tiempos Confieso que yo también me deje arrastrar Perdón don Joaquín, cuánto lo siento.
Sus problemas se los llevó hasta su muerte Nada sabÍamos, los vivía en solitario Le abrumaban y su silencio lo cantaba Lo sufrió silenciosamente sin contarlo.
Me pregunto si fuera un desengaño No se relacionó con sus iguales ¿Miedo por estar en otra parte? ¿Quizás una mujer dejándole hace años?
Yo en mi niñez no percibía Ahora pienso que usted sufría Que pudiera tener una vida oculta Reflexiono si no fuera ideología
Eran otros tiempos, los cincuenta, Nunca apreciamos si sufría Padres y alumnos se reían Perdón Don Joaquín lo siento.
Era nuestro tutor, nuestro maestro Profesor de números y letras Era un profesor decente Gracias D. Joaquín por siempre.
No voy a valorar su valor docente Usted no tenía culpa del sistema Lo equiparo a otro profesor que había Y le reconozco sin fisuras su valía.
DON JOAQUIN MI MAESTRO
Teníamos a un profesor de vida recogida En desacuerdo que su vida fuera criticada No perdono de las burlas recibidas Y no perdono su persona maltratada.
Célebres eran las historias que se cuentan Era objetivo de mufas y de chanzas Motivo de chistes, de burlas y charangas Éramos así, ¡muy valientes! que desgracia.
Diríase que no le ilusionaba nada ¿Que ocultaba aquella persona solitaria? ¿Caminando solo, triste como un ánima? ¿Angustiado silencioso y una vida recatada?
Entiendo que no fue bien tratado por el pueblo Sin amigos y de amistades conocidas Sin nadie a su alrededor que le animara Me lo imagino viéndose en su desierto abandonado.
Su trabajo de docente en un colegio Con un alumnado sumamente complicado Nadie próximo le apoya y valora su trabajo Aún era blanco de un pueblo desgraciado.
Grato para él, si hubiera sido ALGO querido Poco correspondido y nada valorado Fue don Joaquin, y también muy ignorado Por mi parte !¡gracias!¡ Me siento desolado.
Suponiendo que ya te fuiste para siempre Que DIOS lo tenga en su Gloria Don joaquin Nunca sufrí un castigo, ni queja de su trato, Por ello otra vez le digo ¡gracias maestro!
Seguirá siendo un enigma y un misterio La vida que llevaba en este pueblo desdichado Que su alma reviva y regrese en primavera Y sobrevuele su alma sobre Hinojal de forma eterna.
Con cortesía, descanse en paz Don Joaquín.
DON JOAQUIN MI MAESTRO
Teníamos a un profesor de vida recogida En desacuerdo que su vida fuera criticada No perdono de las burlas recibidas Y no perdono su persona maltratada.
Célebres eran las historias que se cuentan Era objetivo de mufas y de chanzas Motivo de chistes, de burlas y charangas Éramos así, ¡muy valientes! que desgracia.
Diríase que no le ilusionaba nada ¿Que ocultaba aquella persona solitaria? ¿Caminando solo, triste como un ánima? ¿Angustiado silencioso y una vida recatada?
Entiendo que no fue bien tratado por el pueblo Sin amigos y de amistades conocidas Sin nadie a su alrededor que le animara Me lo imagino viéndose en su desierto abandonado.
Su trabajo de docente en un colegio Con un alumnado sumamente complicado Nadie próximo le apoya y valora su trabajo Aún era blanco de un pueblo desgraciado.
Grato para él, si hubiera sido ALGO querido Poco correspondido y nada valorado Fue don Joaquin, y también muy ignorado Por mi parte !¡gracias!¡ Me siento desolado.
Suponiendo que ya te fuiste para siempre Que DIOS lo tenga en su Gloria Don joaquin Nunca sufrí un castigo, ni queja de su trato, Por ello otra vez le digo ¡gracias maestro!
Seguirá siendo un enigma y un misterio La vida que llevaba en este pueblo desdichado Que su alma reviva y regrese en primavera Y sobrevuele su alma sobre Hinojal de forma eterna.
Con gran respeto, descanse en paz Don Joaquín.
LA VERDADERA IMAGEN DE CRISTO
GABIELA MISTRAL
¿De qué quiere usted la imagen? – Preguntó el imaginero- Tenemos santos de pino, Hay imágenes de yeso. Mire este Cristo yacente, madera de puro cedro. Depende de quién la encarga: una familia o un templo. O si el único objetivo es ponerla en un museo. – Déjeme, pues ,que le explique Lo que de verdad deseo: Yo necesito una imagen Del Jesús el galileo que refleje su fracaso intentando un mundo nuevo, que conmueva las conciencias y cambie los pensamientos.
Yo no la quiero encerrada en iglesias ni conventos, ni en casa de una familia para presidir sus rezos.
No es para llevarla en andas cargada por costaleros. Yo quiero una imagen viva De un Jesús, hombre, sufriendo que ilumine a quien la mire el corazón y el cerebro, que den ganas de bajarlo de su cruz y del tormento, y quien contemple esa imagen no quede mirando un muerto ni que con ojos de artista solo contemple un objeto ante el que exclame admirado: “¡qué torturado más bello!” ……………………………….. -Perdóneme si le digo – responde el imaginero – Que aquí no hallará seguro la imagen del Nazareno. Vaya a buscarla en las calles entre las gentes sin techo, en hospicios y hospitales donde haya gente muriendo. En los centros de acogida En que abandonan a viejos, en el pueblo marginado entre los niños hambrientos, en mujeres maltratadas en personas sin empleo.
Pero la imagen de Cristo no la busque en los museos, no la busque en las estatuas en los altares y templos, ni siga en las procesiones los pasos del nazareno. No la busque de madera, de bronce, de piedra o yeso. Mejor…¡busque entre los pobres su imagen de carne y hueso!✝✝✝
El PIYAYO ¿Tú conoces al «Piyayo», un viejecillo renegro, reseco y chicuelo; la mirada de gallo pendenciero y hocico de raposo tiñoso… que pide limosna por «tangos» y maldice cantando «fandangos» gangosos? ¡A chufla lo toma la gente y a mi me da pena y me causa un respeto imponente! Ata a su cuerpo una guitarra, Que chilla como una corneja Y zumba como una chicharra Y tiene arrumacos de vieja Pelleja. Yo le he visto cantando, Babeando De rabia y de vino, Bailando Con saltos felinos Tocando a zarpazos,. Los acordes de un viejo»tangazo» Y, a sus contorsiones de ardilla, Hace son con la sucia calderilla. ¡ a chufla lo toma la gente y a mi me da pena y me causa un respeto imponente! Es su extraño arte su cepo y su cruz, su vida y su luz, su tabaco y su aguardientillo… y su pan y el de sus nietecillos: «churumbeles» con greñas de alambre y panzas de sapos. Que aullan de hambre Tiritando bajo los harapos; Sin madre que lave su roña; Sin padre que «afane»
Porque pena una muerte en santoña; Sin mas sombra que la del abuelo… ¡poca sombra, porque es tan chicuelo; en el altozano tiene un cuchitril ¡a las vigas alcanza la mano; y por lumbre y por luz, un candil. Vacia sus alforjas Que son sus bolsillos, Bostezando los siete chiquillos, Se agrupan riendo. Y entre carantoñas les va repartiendo Pan y pescao frito, Con la parsimonia de un antiguo rito: ¡chavales! ¡pan de flor de harina! Mascarlo despasio. Mejo pan no se come en palasio. Y este pescaito, ¡no es na? ¡sacao uno a uno del fondo del má! ¡gloria pura él! Las espinas se comen tamié, Que to es alimento… Asi….despasito. ¡no llores, Manuela! Tu no pués, porque no tiés muelas. ¡es tan chiquitita mi niña bonita!.. así, despasito. Muy remascaito, Migaja a migaja, que dure, Le van dando fin A los cinco reales que costo el festín. Luego entre guiñapos durmiendo, Por matar el frío, muy apiñaditos. La Virgen María contempla al «Piyayo» Riendo Y hay un Angel rubio que besa la frente De cada gitano chiquito. ¡A chufla lo toma la gente!… y a mi me da pena y me causa un respeto imponente!
La emigración de los cincuenta
En la década de los cincuenta
todos interrogaban un camino
la travesía iba a ser larga y el destino
una ilusión incierta, una quimera
con más valor de lo esperado
fueron sacando fuerzas y reaños
y conteniendo lágrimas y llantos
fueron saliendo muchos cada año
dejaban atrás muchas carencias
pocos habían sido bien tratados
como personas, eran ignorados
algo parecido a ser esclavos.
algunos se quedaron para siempre
muriendo de hambre, abandonados
los actores del poder y bien situados
sin más, miraban para otro lado
eran hijos de pueblo, eran vecinos
eran niños que morían allí, al lado
no eran niños de china ni africanos
nativos del pueblo y empadronados.
habían sido ciudadanos de tercera
¿Quien se atrevía a una protesta?
eran aquellos años de la dictadura
la nefasta década de los cincuenta.
P. D. V.
NUEVOS VIENTOS
Viento fresco recorre el universo Brisas, esperanzas, que necesitan los pueblos Hora es, de levantarse y ponerse en movimiento ¡¡Pueblo!!, !! despierta, ¡¡ que vienen los nuestros!! … Es hora de luchar, sin desmayo por el pueblo Por ese pueblo que trabaja y sufre, sin merecerlo Que nunca fue pecado luchar por un sueldo Reivindicando un salario digno, para seguir viviendo. … Maldigo a los políticos corruptos, Caciques, putrefactos, indecentes, Inmorales, mentirosos, depravados, Que metieron a los pueblos en el averno.
¡¡Qué dicen sentirse más creyentes!! ¡¡Hipócritas!! ¿Dais de comer al hambriento? ¿Dais posada al peregrino?…. ¡hipócritas! ¿Consoláis al triste y vestís al desnudo?…..
Simuláis con cinismo ser creyentes Condenados estáis a las tinieblas Condenados estáis a los infiernos Allí merecéis estar, así de cierto.
Luis Chamizo – La Nacencia
Bruñó los recios nubarrones pardos la lus del sol que s´agachó en un cerro, y las artas cogollas de los árboles d´un coló de naranjas se tiñeron. A bocanás el aire nos traía los ruídos d´alla lejos y el toque d´oración de las campanas de l´iglesia del pueblo. Ibamos dambos juntos, en la burra, por el camino nuevo, mi mujé mu malita, suspirando y gimiendo. Bandás de gorriatos montesinos volaban, chirrïando por el cielo, y volaban pal sol qu´en los canchales daba relumbres d´espejuelos. Los grillos y las ranas cantaban a lo lejos, y cantaban tamién los colorines sobre las jaras y los brezos, y roändo, roändo, de las sierras llegaba el dolondón de los cencerros. ¡Qué tarde más bonita! ¡Qu´anochecer más güeno! ¡Qué tarde más alegre si juéramos contentos!… – No pué ser más- me ijo- vaite, vaite con la burra pal pueblo, y güervete de prisa con l´agüela, la comadre o el méico -. Y bajó de la burra poco a poco, s´arrellenó en el suelo, juntó las manos y miró p´arriba, pa los bruñíos nubarrones recios. ¡Dirme, dejagla sola, dejagla yo a ella sola com´un perro, en metá de la jesa, una legua del pueblo… eso no! De la rama d´arriba d´un guapero, con sus ojos roendos nos miraba un mochuelo, un mochuelo con ojos vedriaos como los ojos de los muertos… ¡No tengo juerzas pa dejagla sola; pero yo de qué sirvo si me queo! La burra, que rroía los tomillos floridos del lindero carcaba las moscas con el rabo; y dejaba el careo, levantaba el jocico, me miraba y seguía royendo. ¡Qué pensará la burra si es que tienen las burras pensamientos! Me juí junt´a mi Juana, me jinqué de roillas en el suelo, jice por recordá las oraciones que m´enseñaron cuando nuevo. No tenía pacencia p´hacé memoria de los rezos… ¡Quién podrá socorregla si me voy! ¡Quién va po la comadre si me queo! Aturdio del tó gorví los ojos pa los ojos reondos del mochuelo; y aquellos ojos verdes, tan grandes, tan abiertos, qu´otras veces a mí me dieron risa, hora me daban mieo. ¡Qué mirarán tan fijos los ojos del mochuelo! No cantaban las ranas, los grillos no cantaban a lo lejos, las bocanás del aire s´aplacaron, s´asomaron la luna y el lucero, no llegaba, rondo, de las sierras el dolondón de los cencerros… ¡Daba tanta quietú mucha congoja! ¡Daba yo no sé qué tanto silencio! M´arrimé más pa ella; l´abrasaba el aliento, le temblaban las manos, tiritaba su cuerpo… y a la luz de la luna eran sus ojos más grandes y más negros. Yo sentí que los míos chorreaban lagrimones de fuego. Uno cayó roändo, y, prendío d´un pelo, en metá de su frente se queó reluciendo. ¡Que bonita y que güena, quién pudiera sé méico! Señó, tú que lo sabes lo mucho que la quiero. Tú que sabes qu´estamos bien casaos, Señó, tú qu´eres güeno; tú que jaces que broten las simientes qu´echamos en el suelo; tú que jaces que granen las espigas, cuando llega su tiempo; tú que jaces que paran las ovejas, sin comadres, ni méicos… ¿por qué, Señó, se va morí mi Juana, con lo que yo la quiero, siendo yo tan honrao y siendo tú tan güeno?… ¡Ay! qué noche más larga de tanto sufrimiento; ¡qué cosas pasarían que decilas no pueo! Jizo Dios un milagro; ¡no podía por menos!
Toito lleno de tierra le levanté del suelo, le miré mu despacio, mu despacio, con una miaja de respeto. Era un hijo, ¡mi hijo!, hijo dambos, hijo nuestro… Ella me le pedía con los brazos abiertos, ¡Qué bonita qu´estaba llorando y sonriyendo! Venía clareando; s´oïan a lo lejos las risotás de los pastores y el dolondón de los cencerros. Besé a la madre y le quité mi hijo; salí con él corriendo, y en un regacho d´agua clara le lavé tó su cuerpo. Me sentí más honrao, más cristiano, más güeno, bautizando a mi hijo como el cura bautiza los muchachos en el pueblo. Tié que ser campusino, tié que ser de los nuestros, que por algo nació baj´una encina del camino nuevo. Icen que la nacencia es una cosa que miran los señores en el pueblo; pos pa mí que mi hijo la tié mejor que ellos, que Dios jizo en presona con mi Juana de comadre y de méico. Asina que nació besó la tierra, que, agraecía, se pegó a su cuerpo; y jue la mesma luna quien le pagó aquel beso… ¡Qué saben d´estas cosas los señores aquellos! Dos salimos del chozo, tres golvimos al pueblo.
HAY UN DÍA FELIZ
A recorrer me dediqué esta tarde Las solitarias calles de mi aldea Acompañado por el buen crepúsculo Que es el único amigo que me queda. Todo está como entonces, el otoño Y su difusa lámpara de niebla, Sólo que el tiempo lo ha invadido todo Con su pálido manto de tristeza. Nunca pensé, creédmelo, un instante Volver a ver esta querida tierra, Pero ahora que he vuelto no comprendo Cómo pude alejarme de su puerta. Nada ha cambiado, ni sus casas blancas Ni sus viejos portones de madera. Todo está en su lugar; las golondrinas En la torre más alta de la iglesia; El caracol en el jardín, y el musgo En las húmedas manos de las piedras. No se puede dudar, éste es el reino Del cielo azul y de las hojas secas En donde todo y cada cosa tiene Su singular y plácida leyenda: Hasta en la propia sombra reconozco La mirada celeste de mi abuela. Estos fueron los hechos memorables Que presenció mi juventud primera, El correo en la esquina de la plaza Y la humedad en las murallas viejas. ¡Buena cosa, Dios mío!; nunca sabe Uno apreciar la dicha verdadera, Cuando la imaginamos más lejana Es justamente cuando está más cerca. Ay de mí, ¡ay de mí!, algo me dice Que la vida no es más que una quimera; Una ilusión, un sueño sin orillas, Una pequeña nube pasajera. Vamos por partes, no sé bien qué digo, La emoción se me sube a la cabeza. Como ya era la hora del silencio Cuando emprendí mi singular empresa, Una tras otra, en oleaje mudo, Al establo volvían las ovejas. Las saludé personalmente a todas Y cuando estuve frente a la arboleda Que alimenta el oído del viajero Con su inefable música secreta Recordé el mar y enumeré las hojas En homenaje a mis hermanas muertas. Perfectamente bien. Seguí mi viaje Como quien de la vida nada espera. Pasé frente a la rueda del molino, Me detuve delante de una tienda: El olor del café siempre es el mismo, Siempre la misma luna en mi cabeza; Entre el río de entonces y el de ahora No distingo ninguna diferencia. Lo reconozco bien, éste es el árbol Que mi padre plantó frente a la puerta (Ilustre padre que en sus buenos tiempos Fuera mejor que una ventana abierta). Yo me atrevo a afirmar que su conducta Era un trasunto fiel de la Edad Media Cuando el perro dormía dulcemente Bajo el ángulo recto de una estrella. A estas alturas siento que me envuelve El delicado olor de las violetas Que mi amorosa madre cultivaba Para curar la tos y la tristeza. Cuánto tiempo ha pasado desde entonces No podría decirlo con certeza; Todo está igual, seguramente, El vino y el ruiseñor encima de la mesa, Mis hermanos menores a esta hora Deben venir de vuelta de la escuela: ¡Sólo que el tiempo lo ha borrado todo Como una blanca tempestad de arena!
Quizás sea un sueño
¿Duermo? no,
….estoy despierto
mis ojos están cerrados
pero esta noche, esta noche
no es como otras noches,
mis pensamientos vuelan
y se van de aquí a allá,
en tierras de antaño
en momentos de antaño
hay fotos de los años 50
que reflejan miserias
… y vivencias pasadas,
las hay escritas a fuego
en nuestras mentes,
de pronto me vienen,
imágenes muy tristes
no estoy soñando, no,
tengo impotencia
estoy muy despierto y
me abruman mil cosas,
si, cosas que me acosan
que me persiguen y
no me dejan dormir, son
imágenes muy vivas
de niños….,
de niños muy solos
son niños tristes, pálidos,
no sonríen, ni hablan,
no gritan, si acaso lloran,
son rostros patéticos
delgados, mafélicos
con ropitas raquíticas…,
mis ojos siguen cerrados
pero los sigo viendo
están ahí, y allí muy solos,
quizás no tengan nada,
…no tienen nada,
no sepan de cariño
…no conocen el cariño,
mis ojos cerrados
…no resisten
sus tristes ojos abiertos.
en el silencio de la noche
me invade la emoción y
un sentimiento de tristeza
….se apodera de mi,
esas imágenes que veo
no me abandonan,
y a esos niños tan tristes,
….quisiera tenerlos aquí
justo a nuestro lado y
y tenderles nuestras manos
….mirarles de frente
con los ojos abiertos,
y sin muchas palabras
decirles, mirarnos,
…..mirarnos
desde ahora estaremos
a vuestro lado
todos juntos, conviviremos,
ha empezado algo nuevo,
algo nuevo para todos,
desde ahora sonreiremos,
ahora nos tenéis a vuestro lado,
olvidaremos el dolor,
lo vamos a conseguir,
perseguiremos el mal,
…lo detendremos
le daremos la espalda
viviremos con más amor,
olvidaremos lo pasado,
porque si podemos hacer,
….un mundo mejor,
vamos a conocer un mundo nuevo
porque tenemos esa voluntad,
porque ha llegado el momento
porque ha llegado la verdad
de pagar nuestras deudas
porque es nuestra hora,
…y ese día ha llegado
para quedarse.
Quizás sea un sueño
¿Duermo? no,
….estoy despierto
mis ojos están cerrados
pero esta noche, esta noche
no es como otras noches,
mis pensamientos vuelan
y se van de aquí a allá,
en tierras de antaño
en momentos de antaño
hay fotos de los años 50
que reflejan miserias
… y vivencias pasadas,
las hay escritas a fuego
en nuestras mentes,
de pronto me vienen,
imágenes muy tristes
no estoy soñando, no,
tengo impotencia
estoy muy despierto y
me abruman mil cosas,
si, cosas que me acosan
que me persiguen y
no me dejan dormir, son
imágenes muy vivas
de niños….,
de niños muy solos
son niños tristes, pálidos,
no sonríen, ni hablan,
no gritan, si acaso lloran,
son rostros patéticos
delgados, mafélicos
con ropitas raquíticas…,
mis ojos siguen cerrados
pero los sigo viendo
están ahí, y allí muy solos,
quizás no tengan nada,
…no tienen nada,
no sepan de cariño
…no conocen el cariño,
mis ojos cerrados
…no resisten
sus tristes ojos abiertos.
en el silencio de la noche
me invade la emoción y
un sentimiento de tristeza
….se apodera de mi,
esas imágenes que veo
no me abandonan,
y a esos niños tan tristes,
….quisiera tenerlos aquí
justo a nuestro lado y
y tenderles nuestras manos
….mirarles de frente
con los ojos abiertos,
y sin muchas palabras
decirles, mirarnos,
…..mirarnos
desde ahora estaremos
a vuestro lado
todos juntos, conviviremos,
ha empezado algo nuevo,
algo nuevo para todos,
desde ahora sonreiremos,
ahora nos tenéis a vuestro lado,
olvidaremos el dolor,
lo vamos a conseguir,
perseguiremos el mal,
…lo detendremos
le daremos la espalda
viviremos con más amor,
olvidaremos lo pasado,
porque si podemos hacer,
….un mundo mejor,
vamos a conocer un mundo nuevo
porque tenemos esa voluntad,
porque ha llegado el momento
porque ha llegado la verdad
de pagar nuestras deudas
porque es nuestra hora,
…y ese día ha llegado
para quedarse.
HAY UN DÍA FELIZ
A recorrer me dediqué esta tarde Las solitarias calles de mi aldea Acompañado por el buen crepúsculo Que es el único amigo que me queda. Todo está como entonces, el otoño Y su difusa lámpara de niebla, Sólo que el tiempo lo ha invadido todo Con su pálido manto de tristeza. Nunca pensé, creédmelo, un instante Volver a ver esta querida tierra, Pero ahora que he vuelto no comprendo Cómo pude alejarme de su puerta. Nada ha cambiado, ni sus casas blancas Ni sus viejos portones de madera. Todo está en su lugar; las golondrinas En la torre más alta de la iglesia; El caracol en el jardín, y el musgo En las húmedas manos de las piedras. No se puede dudar, éste es el reino Del cielo azul y de las hojas secas En donde todo y cada cosa tiene Su singular y plácida leyenda: Hasta en la propia sombra reconozco La mirada celeste de mi abuela. Estos fueron los hechos memorables Que presenció mi juventud primera, El correo en la esquina de la plaza Y la humedad en las murallas viejas. ¡Buena cosa, Dios mío!; nunca sabe Uno apreciar la dicha verdadera, Cuando la imaginamos más lejana Es justamente cuando está más cerca. Ay de mí, ¡ay de mí!, algo me dice Que la vida no es más que una quimera; Una ilusión, un sueño sin orillas, Una pequeña nube pasajera. Vamos por partes, no sé bien qué digo, La emoción se me sube a la cabeza. Como ya era la hora del silencio Cuando emprendí mi singular empresa, Una tras otra, en oleaje mudo, Al establo volvían las ovejas. Las saludé personalmente a todas Y cuando estuve frente a la arboleda Que alimenta el oído del viajero Con su inefable música secreta Recordé el mar y enumeré las hojas En homenaje a mis hermanas muertas. Perfectamente bien. Seguí mi viaje Como quien de la vida nada espera. Pasé frente a la rueda del molino, Me detuve delante de una tienda: El olor del café siempre es el mismo, Siempre la misma luna en mi cabeza; Entre el río de entonces y el de ahora No distingo ninguna diferencia. Lo reconozco bien, éste es el árbol Que mi padre plantó frente a la puerta (Ilustre padre que en sus buenos tiempos Fuera mejor que una ventana abierta). Yo me atrevo a afirmar que su conducta Era un trasunto fiel de la Edad Media Cuando el perro dormía dulcemente Bajo el ángulo recto de una estrella. A estas alturas siento que me envuelve El delicado olor de las violetas Que mi amorosa madre cultivaba Para curar la tos y la tristeza. Cuánto tiempo ha pasado desde entonces No podría decirlo con certeza; Todo está igual, seguramente, El vino y el ruiseñor encima de la mesa, Mis hermanos menores a esta hora Deben venir de vuelta de la escuela: ¡Sólo que el tiempo lo ha borrado todo
Como una blanca tempestad de arena!
No te rindas. Mario Benedetti.
No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas, aunque el frio queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor, es cierto, porque no hay heridas que no cure el tiempo, abrir las puertas quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron.
Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos,
No te rindas por favor no cedas, aunque el frio queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo, porque esta es la hora y el mejor momento, porque no estás sola,
CANTOS A SAN SEBASTIANI Con licencia al señor cura, también de la autoridad, las virtudes de este Santo os venimos a explicar.
Gozosos en tu presencia, corazón enamorado, déjanos cantar un himno al que fue tu fiel soldado.
Mozos que lleváis al Santo, llevadlo con devoción, hincar la rodilla en tierra y alzad los ojos a Dios.
De Milán fueron tus padres, en Narbona establecidos, allí nació Sebastián, siendo modelo divino.
II
Narbona te dio su cuna, de nobles padres nacido, tu fortuna y porvenir inmenso te ofreció el siglo.
En santo temor de Dios, desde la infancia instruido, tu virtud consagraste al militar ejercicio.
Allí, de ardiente valor, diste ejemplo cumplido. Diocleciano te distingue Y a la guardia liarte quiso.
De esta manera, volando, de la Gloria, por la rambla, capitán fuiste nombrado de la guardia pretoriana.
III
Pero ni aquellos honores, ni virtud, ni gloria tanta, nunca marchitar pudieron con tu humildad la fragancia.
A las cárceles corriste desafiando el peligro, consolando a los cristianos y animarlos al martirio.
Cuando Diocleciano vio la fe de San Sebastián, la corona del martirio ha empezado a dibujar.
En un albañal de Roma vuestro cuerpo fue arrojado, glorioso San Sebastián, después de saeteado.
IV
Cuando una santa mujer tu cuerpo a sepultar vino, en tu corazón sintió un palpitante latido.
Y sus heridas, curando, en su escondido retiro, las fuerzas y la salud al fin recobrarlas hizo.
No contento con el triunfo, te decides a morir, y a palacio te presentas para el martirio sufrir.
Vas a ver a Diocleciano, confiesas de nuevo a Cristo, y al verte vivo, aterrado te hace matar en el circo.
V
Un inhumano verdugo descargóle en la cabeza un fuerte golpe de maza, derribándote en la tierra.
Al saberlo Diocleciano, con furor te reconvino de traidor y desleal, condenándote al martirio.
Una mañana, en la aurora, en el jardín de palacio, vieron entrar a varios hombres de arcos y flechas armados.
Amarrado a un duro tronco os tiraron las saetas, las sufristeis, Santo mío, con humildad y paciencia.
VI
Los flecheros de tu guardia, de tu venganza ministros, tu hermoso cuerpo destrozan con sus acertados tiros.
Fija la mirada al cielo tiene el mártir entre tanto, y una amorosa plegaria modulan tus puros labios.
El día veinte de enero, según el siglo cristiano, expiró abrazado a Cristo este valiente soldado.
Y que arrojen el cadáver a la cloaca de Tarquino, creyendo infamar así tu nombre mártir invicto.
VII
Quince siglos desde entonces el mundo se ha envejecido, y del César Diocleciano el sepulcro se ha perdido.
En tanto que ante el sepulcro del Santo Mártir de Cristo, del mundo todo cristiano su nombre invoca rendido.
El día veinte de enero has empuñado la palma, y corona de laureles, que tanto la deseabas.
Imitemos sus virtudes y sus religiosos celos, y mañana encontraremos a Sebastián en el Cielo.
VIII
A vos, Santo, que gozáis de la Gloria Celestial, dadle a vuestro pueblo salud y prosperidad.
Este favor le pedimos al glorioso Sebastián, que nos dé mucha salud, para volverle a cantar.
De que nosotros lleguemos a la mansión eternal, juntos un himno cantemos en el coro angelical.
Y nosotros os pedimos, a vuestras plantas postrados, que, en saliendo de esta vida, nos llevéis a vuestro lado.
CANTO DE LAS PURIFICAS (Que se canta en Hinojal el día de las Candelas)
Danos licencia, Señor, para entrar en vuestra casa. Confesaremos tu nombre, muy humildes, a tus plantas.
Niño, que estás en los brazos, más hermoso que un clavel, di a tu madre que nos abra, que venimos a ofrecer.
Pues si Vos lo concedéis, Redentor de nuestras almas, de rodillas por el suelo, pedimos supláis las faltas.
Al señor cura, rector, pues que manda en esta casa, también pedimos licencia, con petición muy cristiana.
A publicar el misterio de esta solemnidad santa venimos, con vuestra ayuda, madre de Dios, Soberana.
Y para que resplandezca en nosotras dicha tanta, tomemos agua bendita, para entrar limpias de mancha.
Y para que comencemos a elogiaros, Virgen Santa, rendidos a vuestros pies pedimos clemencia magna.
Vais a ofrecer vuestro hijo, Madre de Dios, Soberana, para que vean los hombres la humildad que en vos se halla.
No porque a vos se os obliga, Madre de Dios, Soberana, sino por dar buen ejemplo a toda alma cristiana.
Con vos, Reina de los Cielos, no se entiende dicha tanta. Estáis más pura que el sol, pues en vos no se halla mancha.
Mas vos, Reina, como madre, con humildad muy cristiana, vais a cumplir con la ley que Moisés tenía dada.
En la Ley de Moisés ninguna mujer entraba al Santo Templo de Dios hasta estar purificada.
Y para entrar en el templo la ofrenda preceptuada era un cordero o paloma con cinco siclos de plata.
A los pobres les permiten, porque en todo tiempo se hallan, dos tórtolas o palomas con que la Ley observaban.
Presentad esas palomas. que es la ofrenda acostumbrada, que en la Ley de Moisés todas las pobres llevaban
La muerte de vuestro Hijo os la anunció Simeón; ése fue el primer cuchillo que pasó tu corazón.
Presentad ese Agnus Dei y atended a las palabras que dice San Simeón en las Escrituras Santas.
Aquí está el profetizado en las Escrituras Santas. Recíbelo, Simeón, dándole infinitas gracias.
Recíbelo, sacerdote, y ministro del altar, que recibís una ofrenda de loa Reina Celestial.
ALÉGRENSE
Alégrense los mortales. Muera de rabia el infierno, que se ha ofrecido la Virgen al Dios Hombre verdadero.
Bendita seais, Señora, alabada seais Reina, reverenciada de todos los nacidos en la tierra.
De corazón le pedimos a esta Soberana reina, que a nuestro párroco dé salud y gracias completas.
A la señora Justicia que asista a su gobierno, mereciendo de Dios Niño gozar en su mismo reino.
También a los Mayordomos. Madre, Soberana, Reina, da salud en esta vida y, después, la vida eterna.
A todo este auditorio. Madre, Reina esclarecida, pedimos que con tu Hijo alcancéis glorias cumplidas.
Ofertorio de la Camisa (canta: Sonia Fernández)
Madre, la camisa te ofrezco gustosa, para que a tu hijo le pongas gozosa. Te ruego, señora, con santa humildad, te dignes cubrirlo con tu manto real.
Ofertorio de: Los Pañales (canta: Mª. Carmen Leno).
Yo también te ofrezco, oh Virgen María, para el Rey del Cielo, con mucha alegría, estos pañalitos de mi pobre ajuar; con ellos le puedes muy bien abrigar.
Ofertorio de: La Mantilla (canta: Sonia Pizarro)
Yo también te ofrezco, oh Virgen María, para el Rey del Cielo, con dulce alegría, bordada con fe; esta mantillita abriga con ella al Niño Manuel.
Ofertorio del Gorro (canta: Mª. José Merino)
El gorro te ofrezco con mucha alegría, para que a tu hijo le pongas, María. Te ruego, señora, con el corazón, si soy digna de ello, vuestra bendición.
Ofertorio de la Faja (canta: Rocío Hurtado)
Oh Virgen María, para mi Señor esta faja traigo de poco valor. Quisiera, señora, fuera de tisú. Fajad en mi nombre al Niño Jesús.
Ofertorio de: Castañas (canta: Mónica …)
Yo también te ofrezco castañas y peros, bollos y zapatos, sopas y corderos. Te ruego, Señora, con santa humildad, en torno nos vuelvas el pan celestial.
Ofertorio de Todo (canta: Yolanda Hurtado)
En suma, Señora, sólo falto yo que ofrecer al Niño, nuestro Redentor. ¿Qué le ofreceré? No encuentro qué dar, pues todo completo me lo encuentro ya: Pañales, mantillas, fajas y baberos. Camisas y gorros, castañas y peros. Sopas y corderos bollos y zapatos… Todo está ofrecido por mis compañeros. Sólo falta un saco, y aquí te lo entrego. Recíbelo, Virgen, y vístele al Niño, con este cordón cíñele el vestido, y en premio, Señora, vestidnos también de hermosas virtudes para ir a Belén
NUEVOS VIENTOS
Viento fresco recorre el universo Brisas, esperanzas, que necesitan los pueblos Hora es, de levantarse y ponerse en movimiento ¡¡Pueblo!!, !! despierta, ¡¡ que vienen los nuestros!! … Es hora de luchar, sin desmayo por el pueblo Por ese pueblo que trabaja y sufre, sin merecerlo Que nunca fue pecado luchar por un sueldo Reivindicando un salario digno, para seguir viviendo. … Maldigo a los políticos corruptos, Caciques, putrefactos, indecentes, Inmorales, mentirosos, depravados, Que metieron a los pueblos en el averno.
¡¡Qué dicen sentirse más creyentes!! ¡¡Hipócritas!! ¿Dais de comer al hambriento? ¿Dais posada al peregrino?…. ¡hipócritas! ¿Consoláis al triste y vestís al desnudo?…..
Simuláis con cinismo ser creyentes Condenados estáis a las tinieblas Condenados estáis a los infiernos Allí merecéis estar, así de cierto.
A Federico García Lorca
Se le vio, caminando entre fusiles, por una calle larga, salir al campo frío, aún con estrellas de la madrugada. Mataron a Federico cuando la luz asomaba. El pelotón de verdugos no osó mirarle la cara. Todos cerraron los ojos; rezaron: ¡ni Dios te salva! Muerto cayó Federico —sangre en la frente y plomo en las entrañas— … Que fue en Granada el crimen sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.